Colombia enfrenta actualmente condiciones Tipo La Niña, de acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). Este fenómeno, caracterizado por el enfriamiento del Océano Pacifico tropical y variaciones atmosféricas asociadas, no alcanza la duración de una Niña completa, pero sí provoca incremento de lluvias y descenso de temperaturas en regiones como la Caribe, Andina y Pacífica.
En el departamento de Santander, los efectos ya son evidentes, el pasado de noviembre, luego de un Consejo Departamental de Gestión del Riesgo, la Gobernación declaro que 16 municipios mantienen declaratoria de calamidad pública debido a emergencias asociadas a deslizamientos, pérdida de vías e inundaciones: Barrancabermeja, Bucaramanga, Carcasí, Charta, Charalá, Cimitarra, Confines, Coromoro, El Playón, Enciso, Florián, Galán, Güepsa, Sabana de Torres, Suratá y Vélez.
Las zonas afectadas requieren intervenciones urgentes para recuperar infraestructura vial, atender viviendas comprometidas y garantizar la seguridad de las comunidades. La Gobernación propuso declarar la calamidad pública departamental para gestionar apoyo financiero adicional y acelerar la atención en los territorios afectados.
Con la llegada de las lluvias uno de los casos más graves se registró en el municipio de Vélez en la madrugada del 30 de octubre, donde un movimiento de masa provocó la pérdida de la calzada en la vía Carare–Opón, generando afectaciones sobre más de 500 hectáreas y comprometiendo la movilidad y el bienestar de numerosas familias campesinas. “Esto afecta de manera directa un número significativo de familias campesinas y en este momento tienen dificultades la movilidad de este corredor vial”, explicó Eduard Jesús Sánchez, director de la Oficina de Gestión del Riesgo de la Gobernación.
Desde la academia, el profesor Ludwig Mauricio Cogollo Rueda, docente de Ingeniería Ambiental de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga advirtió que “estas variaciones climáticas impactan directamente los cuerpos de agua y, por ende, a las comunidades que dependen de ellos. Esto significa afectaciones a los cauces: ríos que se desbordan y afectan la vida humana. Hay cultivos que quedan bajo el agua y se pierden familias a quienes se les entra el agua a sus casas, daños materiales, electrodomésticos y pérdidas materiales”.
El Ideam mantiene un monitoreo constante del océano y la atmósfera para emitir alertas oportunas y reforzar la gestión del riesgo. Las autoridades insisten en la importancia de atender los comunicados oficiales y recomiendan evitar la movilidad en vías durante episodios de lluvias intensas.




