Fotos: Cortesía Colectivo Sin Permiso
El incendio que apagó la vida 123 trabajadoras textiles el 25 de marzo de 1911 en Nueva York (EEUU), encendió la voz de protesta de millones de mujeres alrededor del mundo. El acontecimiento no marcó un primer paso en la lucha sindical por los derechos de las mujeres — pues, el Sindicato Internacional de las Mujeres Trabajadoras Textiles ya había presidido dos levantamientos contra el sistema patriarcal y esclavista de la época, según informó la Sección Española de Amnistía Internacional, una comunidad global de defensoras y defensores por los derechos humanos—, pero consiguió reforzar el pronunciamiento de las mujeres y la movilización social.
Pese a la escritura de una historia irrumpida por los colores verde y morado de los movimientos sociales feministas, los colectivos aún claman y piden justicia por las víctimas de la violencia de género.A la memoria de Paola y Manuela se lee en las paredes de la UIS, un mural en homenaje a Angie Paola Cruz y Manuela Betancourt, estudiantes de Licenciatura en Literatura y Trabajo Social de la UIS, víctimas de un feminicidio perpetrado a escasos metros de la universidad el 7 de febrero del 2020. Tres años después, en una noche iluminada por el fuego de los cirios, entre flores y cantos, se homenajea la memoria de Angie y Manuela como un rechazo a la violencia y un recordatorio de una lucha que continúa y debe fortalecerse en honor a las vidas que se han apagado a causa de la violencia.
Laura Camila Dueñas, Valentina Trespalacios, Gina Paola Bocanegra, Mariana Rueda, Angélica Treco González, Yared Pomares, Alba Luz Pacheco, Jeidy Herrera, Dora Victoria Ortiz y Melissa Toro no son cifras que se apilaron en un registro como cajas en un almacén, sus registros de defunción encendieron las alarmas de los colectivos en Santander, quienes se declararon en emergencia nacional por los femicidios perpetrados a escasos días de haber iniciado el 2023. “Por nuestras muertas, ni un minuto de silencio”, ha sido la premisa del Colectivo Sin Permiso. “Rechazamos la violencia que a diario vivimos las mujeres. No somos nosotras las que debemos cuidarnos, son ustedes que deben dejar de agredirnos”, añadió la Fundación Mujer y Futuro.
No es un grupo de mujeres que se movilizan por sus derechos el 8 de marzo lo que hace de la fecha trascendental, es el sentir de una población que históricamente ha tenido que salir a protestar, a oponerse, a exigir mejores condiciones de vida y oportunidades cuando el hombre siempre las ha tenido. Es la indignación y la rabia de un feminicidio más, que no conoce de fechas, conmemoraciones u homenajes: en la madrugada del domingo 05 de marzo de 2023, en las torres de Campo Verde en Piedecuesta, se dio a conocer un nuevo caso de feminicidio perpetrado con un arma blanca, “el sujeto llevaba a la mujer a su apartamento en un vehículo, se le acercó, la abrazó y le enterró un puñal en el corazón”, informó Canal Tro. Ya no es el derecho al voto lo que se exige, ahora se pide el fin de los ataques constantes que han cobrado la vida de madres, hijas, hermanas, amigas, compañeras, en todo caso, mujeres.
El 8 de marzo es una conmemoración por las luchas de las mujeres obreras y por la defensa de la vida. Es el reflejo simbólico de la resistencia, porque aún no se ha logrado todo, aún hay barreras sociales que impiden la igualdad en el pago salarial de hombres y mujeres, aún hay impunidad en los casos de feminicidio y aún hay vidas que se siguen apagando a causa de la violencia.