Ilustración portada Valery Kristina Pasachoa Franco
En el barrio Girardot, al norte de Bucaramanga, departamento de Santander, un operativo de la Policía, Fiscalía y la Unidad de Bienestar Animal permitió el desmantelamiento de una planta de beneficio animal clandestina.Allí fueron rescatados nueve equinos que se encontraba en condiciones de maltrato.
Además de la crueldad hacia los animales, este hecho representa un riesgo latente para la salud pública, pues esta carne de equino era tratada y comercializada como carne de bovino (res). Sin embargo, el problema, según Esteban Nicolás Álvarez, Inspector de Protección a la vida de Bucaramanga, no está en el consumo de la carne de caballo, sino en el manejo ilegal y el sin control sanitario para venderla.
¿Por qué comercializarla como carne de res?
En Colombia, la Resolución 222 de 1990 permite el sacrificio de equinos para consumo humano, siempre y cuando se realice en plantas autorizadas y el producto sea etiquetado como “carne de equino”. En Bucaramanga, ocurre es lo contrario: los establecimientos operan ilegalmente.
Al no estar autorizados por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), estos mataderos clandestinos no cuentan con la licencia requerida y, en consecuencia, no pueden comercializar la carne de manera lícita.
Para que el consumidor no note la diferencia entre la carne de res y la de equino los responsables de estas plantas ilegales recurren a químicos que alteran el color y la textura del producto. “La carne es dejada durante varios días en agua con un químico que se le echa para que le haga más blanda y para que le cambie un color”, explicó el inspector Álvarez.
El consumo de estos químicos y la manipulación insalubre representa un riesgo sanitario. “El riesgo es bastante alto porque podemos incurrir en presencia de bacterias como salmonella, E. Coli, Brucella. También podemos estar frente a enfermedades parasitarias”, señaló Danna Catalina Quiroga Rueda, médica veterinaria de la Unidad de Bienestar Animal.
Condiciones insalubres
Las condiciones de estas plantas de beneficio animal clandestinas son el principal factor de riesgo. “Inicialmente, este lugar era una casa, un lote. Los animales estaban en habitaciones. Claramente no había ninguna similitud con lo que es realmente una planta. Había baldes, sangre por todos lados, realmente no había ninguna asepsia en ese lugar”, detalló la veterinaria Quiroga.
De acuerdo con un informe técnico de inspección, estas condiciones favorecen la presencia de parásitos, bacterias y residuos de medicamentos veterinarios. El Decreto 1500 de 2007 y el Decreto 2278 de 1982 ya habían establecido la obligación de control en plantas autorizadas, disposiciones que son completamente ignoradas por los clandestinos.
Calidad de vida de los equinos
Los animales seleccionados para estas prácticas suelen ser aquellos que han cumplido su ciclo de trabajo o que presentan algún tipo de enfermedad patológica, como una herida o un problema que les impide continuar trabajando. “La debilidad del equino suele convertirlo en un candidato principal al sacrificio”, relató el Inspector Álvarez, un factor que aumenta las posibilidades de que su carne contenga una mayor carga bacteriana al momento del consumo.
En el caso de los caballos hallados en el barrio Girardot, se encontraban en un estado total de descuido. La veterinaria Danna Quiroga afirmó que la recuperación es muy difícil, debido a que, además de haber estado en un lugar inapropiado, no se sabe el origen de cada animal.
Ante este panorama, la Unidad de Bienestar Animal asume el rol fundamental de recuperación de los animales afectados. La directora Acosta, afirmó que su papel es “restablecer su estado de salud, brindar atención necesaria médica, física, emocional para restablecer su estado de salud y que pueda ingresar al programa de adopciones y que pueda encontrar un hogar estable y amoroso”.
Una cadena difícil de romper
La práctica de las plantas de beneficio animal ilegales en Bucaramanga está arraigada. Tal como señaló el inspector Álvarez: “la verdad es que, digamos, es una conducta que está bastante normalizada en Bucaramanga, inclusive en su área metropolitana es una conducta de la cual en teoría se supone que a nivel social se tiene conocimiento”.
Pese a que la directora Acosta afirmó que “solo hasta el 2014 se legalizaron dos plantas de beneficio equinos, la de Piedecuesta y la de Mosquera. No existen más”, la problemática persiste cuando particulares deciden sacrificar a los animales sin condiciones de control ni higiene, ignorando la regulación y poniendo en riesgo la salud pública.
La lucha contra estos establecimientos requiere acción articulada de autoridades, expertos, y de la conciencia ciudadana. “Es muy importante comprar en lugares certificados. Por ahorrar dinero puedo estar frente a una gastroenteritis fácilmente, que es lo más sencillo que puede pasar”, concluyó la veterinaria Quiroga.