De acuerdo con datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), alrededor de setenta aspirantes buscan recolectar firmas para inscribirse como candidatos independientes. Los demás intentan ganar respaldo dentro de los partidos tradicionales o en nuevas coaliciones que aún no logran consolidarse. El escenario es tan amplio e incierto, y nadie se atreve a hablar de favoritos.
Dentro del Pacto Histórico, que respalda al actual gobierno, hay varios nombres sobre la mesa: Gustavo Bolívar, Daniel Quintero, Susana Muhamad, Carolina Corcho y María José Pizarro. Todos representan distintas corrientes del petrismo, aunque la falta de unidad interna puede generar divisiones.
En el sector opositor también hay movimiento.María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Miguel Uribe Londoño y Andrés Guerra figuran entre los precandidatos que podrían liderar el Centro Democrático. En paralelo, el centro político intenta reagruparse con figuras de En Marcha, Dignidad y Compromiso, y otros movimientos que buscan presentarse como alternativa entre el uribismo y el petrismo.
Sin embargo, lo que llama la atención no es solo la cantidad de precandidatos, sino el tipo de liderazgo que puede surgir. Colombia atraviesa un momento de agotamiento político y desconfianza institucional. Los discursos extremos han perdido fuerza, pero el electorado sigue buscando una voz que logre conectar sin caer en los mismos vicios.
De cara a las elecciones de Congreso y presidencia de la República, el Registrador anunció el despliegue de campañas móviles de inscripción en centros comerciales, barrios y otros puntos estratégicos, con el objetivo de acercar la Registraduría a la ciudadanía y facilitar la…pic.twitter.com/ZV5WJqdcuY
— Registraduría Nacional del Estado Civil (@Registraduria) October 2, 2025
La polarización continúa siendo un tema central. Los votantes parecen atrapados entre el deseo de cambio y el miedo a la incertidumbre. En ese contexto, la elección marcará el rumbo de una sociedad que no termina de sanar las divisiones heredadas de décadas de conflicto, desigualdad y corrupción.
Los medios de comunicación y lasredes sociales jugarán un papel decisivo. Con tantos aspirantes, la cobertura informativa puede volverse caótica, y distinguir las propuestas reales de la propaganda será un desafío tanto para periodistas como para la ciudadanía. En medio del ruido, la desinformación puede convertirse en protagonista. En contraste, en las regiones del país el panorama es distinto. Las redes clientelistas, el poder local y las economías informales siguen influyendo en el voto rural. Es allí donde muchos aspirantes intentan construir su base, conscientes de que la maquinaria política regional puede definir más de una elección.
Lo que viene será una carrera de fondo. Las próximas semanas servirán para saber quiénes tienen verdaderas estructuras y quiénes solo buscan visibilidad. Lo que está en juego no es únicamente un cambio de gobierno, sino la forma en que Colombia decide entender la política en los próximos años.
El país se acerca a un punto de quiebre. Hay más voces, más opciones y más ruido que nunca, pero también una ciudadanía más exigente. En 2026, los colombianos no solo elegirán a un nuevo presidente: decidirán si quieren continuar en el ciclo de la división o apostar por una etapa distinta, donde las promesas comiencen a convertirse en hechos.