Las autoridades hutíes, un grupo político y religioso armado que representa a la minoría musulmana chiita en Yemen, han detenido a 9 funcionarios adicionales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Con estos, el número total de empleados de la organización retenidos arbitrariamente desde 2021 asciende a cincuenta y tres. Todos los trabajadores detenidos son ciudadanos yemeníes.
“Estamos muy preocupados por la seguridad de nuestro personal y seguiremos trabajando a través de todos los canales disponibles, dentro y fuera de Yemen, para obtener su libertad y garantizar que esto no vuelva a suceder”, declaró António Guterres, secretario general de la ONU. Guterres condenó las detenciones, calificándolas de ilegales y arbitrarias, y exigió la liberación inmediata e incondicional de todo el personal retenido.
I strongly condemn the continued arbitrary detentions of UN personnel & its partners, as well as the ongoing unlawful seizure of UN premises & assets in areas under Houthi control.
— António Guterres (@antonioguterres) October 7, 2025
These actions hinder the @UN ability to operate in Yemen and to deliver critical assistance.
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Estas acciones, sumadas a la confiscación de bienes e instalaciones de la ONU, están obstaculizando las operaciones humanitarias en un país que atraviesa una prolongada crisis. Como consecuencia, la ONU se ha visto obligada a suspender sus operaciones en la provincia de Saada, limitar la asistencia en otras zonas afectadas y reubicar a su principal coordinador humanitario desde Saná hasta la ciudad portuaria de Adén.
Las autoridades hutíes han justificado las detenciones como “medidas legales” contra supuestas redes de espionaje, acusando a la ONU de actuar con parcialidad. No obstante, la organización internacional rechaza estas afirmaciones y denuncia que las acciones violan las inmunidades y protecciones del personal humanitario.
Alessandra Vellucci, portavoz de la ONU en Ginebra, subrayó el carácter local del personal afectado: “la mayoría de nuestro personal en Yemen son yemeníes, y todo nuestro personal detenido es yemení. Este es su hogar. Su trabajo es apoyar a sus conciudadanos, salvar vidas y proporcionar asistencia vital. Nunca deberían ser penalizados por eso ni vivir con miedo”, afirmó.
En agosto, una ola de detenciones incluyó la captura de al menos 11 empleados y una redada en las instalaciones de la ONU en Saná, luego de un ataque israelí que provocó la muerte del primer ministro del gobierno hutí y otros funcionarios. Los hutíes criticaron entonces a la ONU por no condenar el ataque.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, reiteró la preocupación del organismo en una conferencia en Nueva York, al asegurar que las detenciones obstaculizan la capacidad de la ONU para operar y brindar asistencia crucial en Yemen.
El conflicto mantiene a la nación dividida entre la administración hutí, con sede en Saná, y el gobierno reconocido internacionalmente, respaldado por una coalición liderada por Arabia Saudita, que opera desde Adén. La guerra ha generado una de las peores crisis humanitarias del mundo, con millones de personas dependiendo de la ayuda internacional. Los hutíes, por otra parte, participan en conflictos regionales, incluyendo enfrentamientos con Israel por la guerra en Gaza y ataques a la navegación en el Mar Rojo.