Fotos portadas tomadas de @FlorindaMezaCH
Hace ya casi un siglo, nació un pequeño poeta, uno muy muy frágil, al que conocieron como Chespirito. Este pequeño poeta se encontró con un mundo gris, blanco y negro, un mundo en el que se estaba acabando con la libertad, con la risa, con los colores. Chespirito vio la luz el 21 de febrero de 1929 y quiso encajar en este mundo gris: estudió los números, las fórmulas y los algoritmos, sin embargo, se dio cuenta que esta no era la profesión de un poeta como él. Cuando descubrió esto, decidió ser valiente y escapar de lo que siempre había conocido.
Con el pasar de los años obtuvo su sobrenombre de Pequeño Shakespeare que con el tiempo pasó a Chespirito. Creativo y sagaz, el remoquete le sentó bien, pero no le parecía que lo conocieran como un Shakespeare más pequeño —aunque fuera 10 centímetros más bajo—,sabía que tenía potencial para distinguirse entre las leyendas. Es entonces cuando Chespirito se entrega al televisor, un moderno aparato que lo enamoró cuando el mundo era gris, blanco y negro, pero fue un hechizo que lo atrajo cuando esta se llenó de color, en ese momento ya no había más dictador.
Chespirito empleó todos sus esfuerzos, antes de llegar a la televisión, aprovechó su fluidez con la pluma escribiendo guiones para sus colegas. No desfalleció, nervioso pero lleno de coraje tomó el primer paso, luego el segundo, luego el tercero hasta que estuvo en frente del reflector: debutando en el cine, aunque fuera como un chiste, pero no cualquier chiste, el mejor chiste de películas como Vagabundo y millonario o Angelitos del trapecio. Puede que Chespirito tuviera que esperar hasta los 30 años para actuar en el cine, pero como el mismo dijo alguna vez, “nunca es tarde para empezar”.
Llegaron los setentas, una época emblemática para los viejos, pero Chespirito no era ningún viejo aún, estaba en la flor de su adultez y permanecía lleno de ambición. Aprovechó lo que su tierra mexicana le ofrecía: expresiones como “me lleva la chingada”, “chingue su abue...”, “pero que chingón”, lo motivaron a nombrar y dar vida a su alter ego más antiguo El Chapulín Colorado: un héroe astuto, siempre dispuesto a defender, nunca a atacar, aprovechando su astucia y nobleza se ganaba el corazón de las víctimas a quien salvaba cuando estas gritaban por su ayuda.
— Y ahora ¿Quién podrá defenderme?, eran los gritos de auxilio que El Chapulín no podía ignorar.
Fuesen vaqueros, fantasmas o millonarios, El Chapulín los enfrentaba en cada oportunidad. Sin embargo, El Chapulín Colorado compartía varias de sus características con Chespirito, la valentía y la fragilidad.
—¿Qué opinas de otros héroes? Le preguntaron a Chespirito cuando lo invitaron a La Noticia Rebelde, en Argentina.
— Son indestructibles, no son valientes porque saben que no les pasará nada —decía Chespirito—, el heroísmo no consiste en carecer de miedo sino en saber superarlo.
— Aparte de comediante, filósofo. Afirmó el presentador.
— No contabas con su astucia. Complementó el segundo presentador.
Así fue como Chespirito dejó ser un poeta más que se parecía a Shakespeare, y se volvió el Shakespeare de la comedia, aunque también es posible que Shakespeare fuese el Chespirito de la poesía y la ópera.
—¿Cómo creó a El Chapulín? Le preguntaron en el programa de Carlos Herrera, en uno de sus periplos por España.
— Fue como Cervantes con el Quijote, entonces abundaban las novelas de caballería y el Quijote fue su sátira —Respondió Chespirito—. Ahora abundan los superhéroes, doté a El Chapulín con características más humanas para que fuera un héroe más auténtico.
¿O cómo era? ❤️?❤️#Refrán#ChapulínColoradopic.twitter.com/bJYNBa1BZw
— El Chapulín Colorado (@ChapulinRGB) February 9, 2024
En las historias de Chespirito abundaban las risas, las tristezas, personajes incapaces, capaces, casi cualquiera podía empatizar con sus protagonistas.
Chespirito se volvió una leyenda en vida, fue conocido en todas las esquinas del continente, incluso más allá del mar hubo quienes riesen con su comedia blanca y personajes blancos. A veces recordaba sus épocas de boxeador, un hombre pequeño y fornido, muy diferente pero muy similar a El Chavo del 8, otro de sus alter egos, este niño sin papá ni mamá habitaba una vivienda de la vecindad, donde jugaba con sus vecinos y siempre tenía el estómago vacío. Tampoco era muy diferente a Chespirito antes de que lo reconocieran como tal, cuando solo era Roberto Gómez Bolaños, quien en su tiempo anterior a comediante y a poeta fuera campeón de boxeo.
Como cualquier deportista, Roberto tuvo que encontrarse con obstáculos y ser cada vez más fuerte a tal punto que se convirtió en campeón de boxeo profesional. Tal vez fue por aquel entonces que tuvo que aprender a perseverar, siendo hijo de la prima del presidente, Roberto tenía que destacar por sí mismo. De pronto estos momentos pasados en su vida fueron los que lo influenciaron para aplicar varias de sus vivencias en sus alter ego, personajes frágiles pero llenos de determinación, El Chapulín Colorado siempre superando sus miedos para salir victorioso y El Chavo, frágil, pero de gran corazón.
— El Chavo carece de casi todo, pero aun así es optimista, salta y ríe... — Le comentó Chespirito a Carlos Herrera en su programa.
— A los niños de hoy les encanta, fíjese usted, los personajes agresivos, los personajes violentos ¿Por qué entonces triunfa un personaje bromista y tierno cómo El Chavo? Le preguntó Carlos a Chespirito.
— Me gustaría saberlo, que bueno que suceda, quizá porque en el fondo todos queremos un poco más eso. Respondió Chespirito.
Chespirito sobrevivió hasta el nuevo milenio, pero ya no le quedaba más tiempo, a sus 84 años, el 28 de noviembre de 2014 partió. Dejó sonrisas incalculables por el mundo y cientos de historias llenas de enseñanzas, la que aún quedan para los que siguen aquí.
¡Feliz Cumpleaños Chespirito!
Un día como hoy en 1929 nació el gran Roberto Gómez Bolaños; hoy estaría cumpliendo 95 años ?
— Chavo del 8 - Vecindad (@chavodel8tv) February 21, 2024
? Compartimos su biografía, la más completa: https://t.co/05VKSkudOYpic.twitter.com/3QEDkSYOta