El legado cultural y por preservar de las raíces de la tribu Guane, quienes habitaron el Cañón del Chicamocha entre los años 1200 al 1400, contaba con un abanico lleno de tradiciones y de identidad que custodian desde 1994 en el Museo Arqueológico Regional Guane, ubicado en la ciudad dulce, Floridablanca.
El espacio que fue acondicionado porque el número de piezas arqueológicas y la variedad de los objetos de la exhibición, que se localizaba en la Piedra del Sol, no era lo suficientemente amplio y cómodo para realizar actividades, funciones, talleres y labores. En el 2016 el museo fue trasladado a la Casa Paragüitas, donde se conjuga el aroma de historia, ancestros, madera y curiosidad, con largos pasillos que recobran la memoria de la conquista española, con pinturas en las paredes que hipnotizan debido a la técnica y perfección artística.
La razón social se minimiza en palabras porque más allá de “exhibir, conservar y poner en diálogo una colección de más de 800 piezas arqueológicas de los pueblos que habitaron Santander antes de la llegada de los españoles”, es un punto de encuentro entre dinámica, instrucción, pasión y exploración por los antepasados.
Según, Angélica María Díaz Vásquez, coordinadora del Museo y docente del programa de Antropología de la Universidad de Santander (UDES), “el museo cuenta con un guion museográfico actualizado desde 2017 en el que habla de lo cotidiano, económico y lo ceremonial”. Como complemento, cuenta con una programación educativa variada, desarrolla alianzas institucionales para investigación con la UDES, la Asociación Colombiana de Historiadores, Capítulo Santander, y el Banco de la República.
En el recorrido, la colección de 200 collares se roba la atención. Elaborados con diferentes materiales: conchas marinas, dientes, amonitas, huesos de animales tallados, caracoles y muchos más, permite reconocer la facilidad de los guanes para trabajar diferentes materiales. El museo se convirtió en una casa patrimonial que promueve la pedagogía a través de talleres y oferta de servicios culturales al público. Luis Miguel Palencia Ballesteros, es un ejemplo de los beneficios que traen los procesos de formación. El músico compartió que “con el curso de percusión que realicé me han surgido muchas fuentes de trabajo con las mejores orquestas:
Rey and Rey, RH positivo, La Xelecta y actualmente con la de Wilfrido Vargas. Gracias a esto puedo vivir de lo que más me gusta, la música, y resido en Bogotá”.
Marlene Camacho Correa, funcionaria de la Casa de la Cultura, resaltó que este lugar es clave para recordar las raíces, “un pueblo sin cultura es un pueblo sin historia”. La Casa de la Cultura Piedra del Sol es la encargada de organizar la Feria Dulce de Colombia y de proteger los bienes artísticos del municipio de Floridablanca.