Foto: Francis Sofía Rangel Riveros / PlataformaUPB
Acompañados de restricciones y protocolos de bioseguridad, los sectores comerciales de diversas ciudades reactivaron su accionar desde principios de septiembre y con ello la posibilidad de mejorar el oscuro panorama que se registró durante varios meses de confinamiento.
En investigaciones económicas, el Banco de la República señala que, en un escenario en donde la operación de los diferentes sectores económicos se reduce un 37% y un 49% producto de las medidas de aislamiento preventivo, el costo económico asociado está en el rango de 48 a 65 billones de pesos, es decir 4,5% a 6,1% del Producto Interno Bruto (PIB) por mes. Como una forma de enfrentar este decrecimiento económico, empresas de todo tipo han tenido que atravesar por reestructuraciones que les permitan innovar y reactivar su vida laboral.
Un sector fuertemente afectado ha sido el de la música, ya que al prohibirse las reuniones y tras la premisa de quedarse en casa, cambió por completo el panorama laboral de las acostumbradas serenatas.
Jorge Remolina Figueroa, director de Los Mariachis de Guadalajara en Bucaramanga, trasladó sus eventos presenciales a virtuales e incluso pasó a interpretar canciones por los barrios, afirma que “la gente todavía no se adapta a las serenatas virtuales, siempre habían estado acostumbrados a las presenciales” y ante esto “el reto más grande que nos ha tocado vivir es salir a las calles, dar serenatas en pleno toque de queda, por obligación ya que no había otra opción, ese fue uno de los momentos más difíciles”.
Dentro de este cambio de labores, también se encuentra Rut Edianis Moreno González, quién a cargo de Confecciones AVO, una empresa que en búsqueda de una supervivencia económica incorporó caretas a sus tradicionales cachuchas e incluyó los tapabocas en su listas de ventas.
Ella afirma que “cuando empezó todo este proceso de la cuarentena, de la pandemia, nuestras ventas se vinieron abajo, ya no habían pedidos debido a que el comercio cerró, los locales cerraron, duramos dos meses así, ya no teníamos para pagar trabajadores, ni para mantener todo lo que era proyecto de maquinaria, entonces decidimos reinventarnos”.
De esta forma, Remolina y Moreno hacen frente a lo que describen como un cambio drástico para evitar más reducción en sus ventas ya que el difícil o nulo acceso a las ayudas establecidas por el Estado, los pone en riesgo de hacer parte de los 80.000 establecimientos de comercio formales, que según el la Federación Nacional de Comerciantes cerraron sus puertas de manera definitiva tras el aislamiento extendido, que imposibilitaba reanudar sus labores.