El ambiente rústico, pero a la vez familiar; de lucha, pero a la vez de amistad, eso es lo que se vive en los parques de Bucaramanga con las batallas de freestyle, donde cientos de jóvenes se reúnen a través de rimas e improvisación para propiciar cultura y un ambiente ameno para todo aquel que visite las plazas.
La cultura freestyle tiene sus inicios a finales de la década de los 70 en Nueva York y Miami donde varios grupos y pandillas se reunían con bajo y sintetizador a improvisar, hacer break dance y en sí a nutrirse un poco de la cultura hip hop. A Colombia llegó por los años 90 y hoy día se ha consolidado como movimiento, disciplina e incluso trabajo.
Jóvenes como Nicolás Alzate, cuyo nombre artístico es 'A.K.A Alzate’, oriundo de Bucaramanga, sueñan con un día llegar a los grandes escenarios internacionales, enfrentarse a los mejores del mundo cara a cara y a través de un micrófono transformar vidas y ayudar a las comunidades.
En la última década hay grandes exponentes hispanohablantes en las batallas de gallos, como el caso de ‘Aczino’, ‘Chuty’, Wos, entre otros, que han destacado en el plano internacional por su ingenio y musicalidad, los cuales los han posicionado como referentes y ejemplos de los jóvenes que todavía están en el underground y sueñan con pisar los grandes escenarios pero sin olvidar sus inicios en la plaza.
Este año en Colombia iniciará la Freestyle MastersSeries que contará con 12 improvisadores entre Colombia y Venezuela que competirán todos contra todos, fecha tras fecha por el anillo de campeón del país. Esta liga se ha consolidado por años en otros países como España, Argentina, México, Chile y Perú, y el 2021 será la primera temporada a realizarse en territorio nacional. La liga cuenta con un ranking de ascenso donde los jóvenes bumangueses y santandereanos tendrán que batallar en las diferentes plazas y parques del país para optar por un cupo a la liga más importante del territorio y que tal vez los lleve al estrellato.
Actualmente, este estilo musical es una disciplina que se mueve entre deporte y cultura; con respeto, compañerismo y el compromiso de sacar adelante a millones de personas que en algún momento se sintieron perdidas y sin un objetivo en la vida, quienes encontraron en esto una salida o un alivio. De acuerdo con algunos freestylers en muchas ocasiones han aguantado hambre, sol, necesidades, se han subido a los buses a cantar y rapear por limosnas, y con esto, mantenerse e incluso también a sus familias. A los freestylers les ha tocado improvisar en las plazas, pero también en la vida.