El ser humano pasa su vida conservando momentos, instantes fugaces de su existencia que representan algo importante. Cada quien encuentra la manera de tener sus recuerdos, algunos se conforman con la memoria, pero a la mayoría le gusta guardar cosas como si se tratase de atesorar un ‘pedacito’ de la vida.
Había llegado a la etapa que a muchos les gustaría anticipar, a punto de jubilarse a sus 70 años, Jorge Eliécer Ardila pensaba qué haría en su tiempo libre, en qué entretenerse mientras pasaba los días de su vejez. Y, mientras habla con jovialidad del mundo que le rodea, este numismático cuenta que encontró la manera de conservar el impulso de la vida a través del coleccionismo de monedas y billetes.
A lo largo de su trayectoria laboral como Gerente Comercial de Incubadora Santander S.A., Jorge tuvo la oportunidad de viajar a diferentes lugares en Colombia y el mundo, recorría sobre todo países de América y Europa; y así como cualquiera guarda recuerdos, a él le gustaba conservar monedas de los viajes que realizaba.
Hasta que, en una de sus travesías en el año de 1995 se encontró con un billete australiano de polímero (plástico) que se había realizado en conmemoración de los 500 años del descubrimiento de América, quedó cautivado con la belleza del billete y la balsa que tenía dibujada, por eso inmediatamente pidió que se lo vendieran.
En ese entonces representó para él una alta inversión, no obstante, de esta manera empezó su vida en el mundo de la numismática, llegando a tener una extensa colección con billetes de 152 países, sin contar las monedas.
“Yo creo que llegué a tener unos dos mil o más billetes de Colombia y el mundo, con el tiempo decidí que me iba a quedar con una sola línea”, así recuerda Jorge, puesto que en la Numismática se pueden escoger varias piezas que coleccionar, ¿estampillas?, ¿monedas, ¿billetes?, ¿medallas?, en fin, él escogió la notafilia que “es la ciencia del estudio y colección de los billetes”.
Con una visión clara del futuro
Jorge colecciona sus billetes en un álbum que carga a donde vaya para mostrar a todo aquel que le pregunte por la numismática.
Foto: Laura Nataly Bustos Rojas / Plataforma UPB
Después de asistir a la feria mundial del coleccionismo en Orlando, Florida, Estados Unidos; Jorge se dio cuenta de que el futuro de la notafilia eran los billetes encapsulados y certificados, por lo que eso definió la manera en la que conservaría sus piezas.
Hasta ese momento, contaba con más o menos dos mil billetes, como enviarlos a encapsular y certificar tiene un alto costo, decidió vender y regalar algunas piezas de su colección; no le importó quedarse con pocas de ellas, con mandar a certificar diez para iniciar quedó conforme.
Así fue como empezó a enviar sus billetes a una certificadora en Estados Unidos llamada PMG, Paper Money Grading, (Garantía de Papel Moneda en Español). Los envía en el mejor estado posible y con una inversión que vaya de acuerdo a su bolsillo, “sin llegar a comprometer el patrimonio familiar, aunque algunas veces se hacen sacrificios”, aclara Jorge, con una tímida sonrisa en su rostro.
Entonces, su idea es coleccionar billetes por tipo del Banco de la República, en lo que él cuenta desde que fue fundado en 1923 -casi 100 años-, serían unos ciento veinte billetes, pese a esto, considerando que algunos son escasos (no se encuentran fácilmente en el mercado) o son muy costosos, no posee todos los tipos. Siendo así, él afirma que su colección de billetes está conformada por doscientas piezas.
La numismática para compartir el conocimiento y la historia
Mientras su camino le llevó por varias conferencias y eventos nacionales e internacionales, en 2017, Jorge Ardila junto a otros coleccionistas forman ANSA, Asociación Numismática de Santander, para contribuir en la difusión de esta ciencia. Así que, con el deseo de divulgar y culturizar a la gente sobre lo interesante del tema, este amante de los billetes llega en 2020 a la presidencia de esta asociación.
Como numismático se empeña junto a los demás coleccionistas de Santander en enseñar la historia, pues está convencido de que no puede irse de este mundo sin haber compartido con los demás, en especial las nuevas generaciones, esta cultura tan amplia y maravillosa.
Para él esto de la numismática es “cultura, entretenimiento, inversión y mucha pasión”, así como hace dos años compró un billete por un determinado precio, actualmente ese valor pudo haber cambiado, tanto disminuir como aumentar su precio, lo cual depende del estado en el que se encuentra el billete y su disponibilidad en el mercado (entre menos billetes de ese tipo haya, se le dará más valor).
Debido a que, si aparece un fajo de (100) billetes antiguos, el precio de su tipo disminuye, en razón de que ya habría varios en el mercado. De modo que, Jorge como numismático ha debido soportar bajas en los precios de algunos de sus billetes en colección, aunque él reitera que el coleccionismo es “inversión y pasión”, pues si compró una pieza que le gusta, pese a que monetariamente ya no valga igual, el valor con el que atesora la pieza por gusto va más allá de las fluctuaciones en el mercado.
La amistad en la numismática es como un tesoro
En la vida, el ser humano se encuentra con muchas personas y aquellas con las que se puede coincidir en una pasión o afinidad se quedan bien grabadas en el corazón y el pensamiento. La numismática al ser un escenario para difundir el conocimiento y más que todo compartirlo, permite conocer varias personas que aportan con su sabiduría y experiencia de vida.
De esa forma, Jorge Ardila encontró en Alirio Santos y Eduardo Rentería, una amistad unida por el anhelo de compartir el coleccionismo. Alirio Santos, quien es pensionado y colecciona billetes de Colombia, billetes del mundo, monedas nacionales y mundiales comenta que le picó “el bichito de la numismática” desde muy joven, ya que tenía curiosidad por esas monedas que le heredó su abuela.
Más adelante, pensando en adquirir conocimiento de la historia y encantado con las experiencias que le contaban sus amigos, se une en la iniciativa de crear ANSA, pues es de los que piensa que “no hay que ser mezquinos con tanta cosa que uno aprende para que otras personas también se encaucen en este mundo tan bonito”. Alirio hace parte, actualmente, de la junta directiva de ANSA y no duda en enseñar sobre algo que tanto le apasiona.
Al mismo tiempo, Eduardo Rentería Guarín, empleado y numismático desde hace 30 años, colecciona monedas del mundo.Él cuenta que todo empezó mientras estudiaba en un colegio de Bucaramanga y tenía un compañero que llegaba de sus viajes con monedas de los países que había visitado. Como Eduardo no tenía los medios económicos para viajar se dijo a sí mismo “No puedo viajar, pero sí puedo tener monedas del mundo”.
Así fue como este numismático se empeñó en encontrar monedas para “tener un pedacito de cada país en su casa”, llegando a coleccionar más de 8.000 monedas de todas partes del mundo. A Eduardo le gusta la moneda circulada, aquella que estuvo en la calle al servicio del ciudadano, la que pasó por manos extranjeras, la que entraña historias desconocidas.
Para Eduardo Rentería, ANSA representa la oportunidad de conocer a Santander, su historia y su cultura. Por lo que, junto a sus amigos Jorge y Alirio y unidos por el amor al departamento y país, enseñan del fascinante mundo de la numismática que, para él, “no tiene un principio, ni fin. No se sabe cuál es la primera moneda ni cuál será la última, siempre hay que estar buscando nuevas piezas y siempre las vamos a encontrar”.
La cultura en los numismáticos
Al comprar o vender piezas, Jorge dice que los numismáticos tienen la honradez de un ganadero y lo que juran con la palabra es tan importante que ellos ni siquiera recurren a pagarés o comprobantes para hacer un acuerdo, sino que con decirlo basta y son fieles a su palabra.
Igualmente, no existe competitividad, ya que todos están conformes mostrando sus colecciones sin importar el valor, por el contrario, en los numismáticos destaca el orgullo y ánimo de contar cada historia escondida detrás de un billete.
Así mismo, poseen un catálogo especializado en billetes de Colombia de Pedro Pablo Hernández, que reúne muestras de colecciones de billetes desde 1616 hasta el 2019. Cada que se encuentra un billete nuevo o desconocido se reporta a Bernardo González y a Pedro Pablo Hernández para que sea actualizado en la publicación del próximo catálogo. A parte en él se pueden apreciar los precios de los billetes dependiendo de su estado.
Jorge enseñando con el catálogo de Monedas y billetes de Colombia, escrito por Pedro Pablo Hernández.
Foto: Laura Nataly Bustos Rojas / Plataforma UPB
La belleza de lo imperfecto
Para Jorge encontrarse con un billete “extraño”, como muchos le dirían, es un privilegio; Dado que, como él indica existen algunas variedades, esto es billetes que tienen particularidades; Por ejemplo, que traen un pedazo de más, como es el caso del billete mariposa, de hecho, él tiene el único billete mariposa certificado en Colombia.
Lo cual es bastante particular, pues cualquiera que se encuentre con un billete de esos y que no tenga la cultura de la numismática pensaría en no recibirlo porque “no sirve” o, incluso como mencionó Jorge “echarle tijera”, a lo que al instante agregó, “¡y cómo nos duele a los coleccionistas que pase eso!”. De igual modo, existen otras variedades y la gente suele botarlas a causa de que “no se las reciben”, cuando en realidad piezas como esas tienen más valor tanto numismático, como económico.
La mujer en la numismática
En medio de las reuniones, subastas o encuentros de numismática a los que asiste Jorge, las mujeres son tristemente escasas, por lo tanto, cuando alguna asiste o hace parte de este mundo es muy apreciada. Esto ocurre con Cecilia Chávez Ardila, su esposa, quien aparte de ser docente, es numismática y acompaña a su esposo a los encuentros de coleccionistas.
Cecilia no solo es testigo del empeño que pone Jorge en investigar y coleccionar, sino que ella misma lo vive desde que empezó a acompañarle a los encuentros, incluso hace la función de “secretaria” cuando de colaborarle a su esposo se trata.
Al principio Cecilia, como a muchos les pasa, tuvo que entender qué era lo especial en conservar dinero. Mientras asistía a eventos y acompañaba a su esposo, se daba cuenta de que se trata de inversiones. Pues, cuando fueron a un evento en Medellín pudo apreciar que las personas en aquella subasta estaban dispuestas a pagar hasta 17 o 20 millones por una moneda o billete, ahí comprendió la motivación en querer invertir en el coleccionismo.
Por otro lado, y saliendo de lo económico, a Cecilia le cautivó la pasión con la que realizan su labor numismática, por lo que las personas siempre están muy abiertas a compartir el conocimiento con quien sea, demostrando toda la investigación que hay detrás de una sola pieza de colección.
Cecilia colecciona billetes del mundo, sus favoritos son en polímero por sus texturas, habla de ellos como si se tratasen de maravillas, aunque no es para menos cuando se tiene en las manos un billete que ha circulado en países que están al otro lado del mundo, como es el caso de un yuan (china). Además, cuando asiste a eventos junto a Jorge le gusta recorrer el lugar, preguntar por monedas o piezas de colección que vea.
Dentro de este mundo, Cecilia se siente muy especial y consentida, recuerda con cariño un regalo que le hicieron una vez estando en un evento en Cartago, cuando anhelaba una medalla de Lady Di que al final no pudieron adquirir, pues subió mucho de precio. Sin embargo, y a modo de cariño una de las personas asistentes al evento, quien vio el profundo interés de Cecilia por la medalla, decidió regalársela.
Medalla que le regalaron a Cecilia Chávez Ardila en un encuentro de numismática, en esta aparece Lady Di.
Foto: Laura Nataly Bustos Rojas / Plataforma UPB
Un legado numismático que trasciende a través de la enseñanza
El anhelo de Jorge con su colección es enseñar y difundir el conocimiento de esta ciencia. Al mismo tiempo, quiere disfrutar de todo el trabajo realizado en la trayectoria de su vida como numismático, lo que queda al final es vender para gozar “un poquito de buena vida”. Aunque, gran parte de su colección ha sido donada o regalada a familiares, como sus nietos o sobrinos.
Mientras colecciona billetes, en casa enseña a su familia a encontrarse con la numismática, por lo que Cecilia colecciona billetes polímeros de otras partes del mundo y su nieto Javier Andrés de 11 años le gusta coleccionar billetes y monedas certificadas, preferiblemente en las que salga Simón Bolívar.
Con ternura y orgullo, Jorge recuerda aquellas subastas en las que su nieto le acompañó, y en donde se encontraban con piezas en las que estaba el prócer, así que Javier, con intensa pasión y decidido a llevarse sus billetes o monedas, paleteaba y ofrecía con tal de obtener sus piezas. En ocasiones lo lograba, incluso las demás personas en la subasta le hacían competencia por un momento y desistían al ver la motivación del chico.
Aunque, hubo ocasiones en las que el precio se alejó del presupuesto, por lo tanto, no se pudo adquirir la pieza; aquellos que observaban al muchacho quedaban cautivados, pues se acercaban después de la subasta a su abuelo para mencionarle que tenían la misma pieza y que estaban dispuestos a vendérsela para su nieto.
El buen numismático
Finalmente, en la vida de un numismático como Jorge está la labor de que, al tomar un billete, lo estudie, revise, aprecie su viñeta, se pregunte por el prócer o personaje de la historia plasmado allí y por los detalles que adornan la pieza de colección. Sin importar su valor comercial, un buen numismático siempre va a estudiar el billete o pieza que tenga en sus manos, pues más allá de acumular cosas, se recolecta el conocimiento que más adelante sirve para enseñar a otros.
Siendo así, Jorge carga sus piezas no en billeteras, de hecho, las conserva muy bien porque aparte de los billetes en álbumes, menciona que algunas las tiene en bóvedas por su valor económico.
Como buen numismático, él es feliz con su colección, enseñando de ella con increíble receptividad a todo aquel que se interese o le pregunte por el increíble mundo de la numismática y quien después de escucharlo no volverá a ver de la misma manera esos billetes que carga en el bolsillo o la cartera.
Jorge hablando de los billetes certificados de su colección.
Foto: Laura Nataly Bustos Rojas / Plataforma UPB