Las familias bañándose en el Río de Oro, los niños jugando en medio del caudal y la transparencia de este cuerpo de agua son recuerdos que solo quedan en la memoria de los bumangueses; ahora, la gente decide admirar su cauce desde la distancia. El Río de Oro, que nace en el páramo de Berlín y desemboca en el Río Suratá, se ha convertido en un afluente turbio que desprende un olor que incómoda y que es prueba de la contaminación a la que ha sido sometido desde hace treinta años.
Esto sucede porque la corriente del río recibe una gran carga de basura y aguas residuales que vienen, en gran parte, del área metropolitana. La Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) analiza todos los años la calidad de este caudal en 11 puntos. Según su informe del 2021, de los puntos mencionados tres presentan una calidad “regular” y cinco tienen una calidad “mala”, lo cual es consecuencia de los vertimientos del alcantarillado de Girón, Bucaramanga y Piedecuesta.
Pie de foto: Tabla de índices Fuente: Informe Anual de Calidad del Agua año 2021 (CDMB)
Mauricio Niño, ambientalista de Centinelas por el Planeta, sostiene que las plantas de tratamiento que hay (Ptar Río Frío, en Floridablanca, y Santuario, en Piedecuesta) son insuficientes para tratar las aguas contaminadas que salen de las ciudades, ya que todos estos líquidos residuales caen al río sin un tratamiento efectivo.
“Lo que pasa con Santuario es que duraron 10 años haciéndola y cuando la construyeron, el caudal superaba el tratamiento que la planta podría ofrecer. Si no recuerdo mal, está hecha para 220 litros por segundo y cuando la entregaron en el 2017 (…) el caudal en las horas pico era de 260 litros por segundo. Entonces es muy complicado porque la entregan ya con un déficit de caudal”, ejemplifica Niño. Además, agrega que el Río de Oro también ha sido víctima de los lixiviados que llegan de El Carrasco, a través de la quebrada La Iglesia, al tiempo que en su cauce se arrojan las aguas de la cárcel Palogordo, en Girón.
Frente a esta problemática, el vocero de Centinelas del Planeta comparte que se han esmerado en realizar diferentes acciones para recuperar el río: campañas educativas a la comunidad, jornadas de limpieza y diferentes formas de denuncia ciudadana, tales como registrar en video las deficiencias que presentan estas maquinarias, para así mostrarlas a las instituciones involucradas: CDMB, Procuraduría General de la Nación y la Fiscalía. Pero Niño dice que no ha visto respuesta: “hace tres o cuatro años iban a salir las sanciones acá contra las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales y no hay pronunciamiento ninguno, eso lleva más de nueve años. Entonces eso es terrible, no hay autoridades que controlen”.
De esta forma, lo ideal para tratar esta problemática sería velar por el buen funcionamiento de las plantas de tratamiento de aguas residuales; adicionalmente, lo más necesario es la construcción de la Ptar Río de Oro, a fin de disminuir la cantidad de vertimientos que llegan al caudal. Frente a esto, el 4 de diciembre del 2020, la Empresa Pública de Alcantarillado de Santander (EMPAS S.A) y la CDMB firmaron el convenio para la preinversión de la Ptar Río de Oro.
A pesar de esto, Ludwing Mantilla, abogado y miembro de la organización ambientalista Santander por la Naturaleza, considera que la infraestructura ha sufrido diversos retrasos a lo largo de los últimos años por culpa del mal maneja del dinero público y el desinterés de las instituciones: “Ya llevamos más de 23 años en los que se están haciendo las propuestas y no pasa nada. Pasan los alcaldes, pasan los gobernadores, pasan los directores de la CDMB y todo el mundo se tira la pelota”, aseveró.
Por esa razón, Santander por la Naturaleza interpuso una demanda ante el Tribunal Administrativo de Santander, a los diferentes entes responsables de la protección del Río de Oro: CDMB, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, los cuatro alcaldes del área metropolitana de Bucaramanga, EMPAS, Ministerio de Justicia y Viceministerio de Aguas y Saneamiento Básico. “Lo que estamos buscando es que, al ganarse la demanda, el río sea reconocido como ser vivo sujeto de derechos y que se haga toda la descontaminación de estas de estas dos fuentes hídricas: Río de Oro y Río Frío”, agregó el abogado.
Además, desde dicha fundación también se quiere lograr la creación de unos senderos ecológicos, la reforestación de las zonas aledañas al río y la incorporación de una clase a los colegios llamada Yo amo mi agua.
Por ahora, Santander por la Naturaleza está a la expectativa de lo que se pueda conseguir gracias a esta acción. Al mismo tiempo, Centinelas por el Planeta seguirá realizando actividades y denuncias para salvar la vida de este río lleno de historia.