Fotos: Felipe Galli (@FEscrutinio)
El pasado 4 de septiembre, el Gobierno nepalí bloqueó 26 plataformas de redes sociales, entre ellas X (Twitter), Instagram, YouTube, LinkedIn, Snapchat, Reddit, Discord, Pinterest, Signal y Threads. La medida se justificó señalando que estas plataformas no se habían registrado ante el Ministerio de Comunicación y Tecnología, como lo exige la normativa que entró en vigor ese mismo día. Esta decisión desencadenó una revuelta nacional, especialmente en Katmandú, donde una protesta juvenil derivó en una de las crisis políticas más graves de la historia reciente de Nepal.
El 8 de septiembre, los enfrentamientos comenzaron frente al Parlamento de Katmandú, donde la policía respondió con gas lacrimógeno, balas de goma y, posteriormente, armas de fuego, provocando al menos 19 muertos y 200 heridos. Además, se implementó un toque de queda indefinido; el aeropuerto de Tribhuvan fue cerrado y ocupado por el ejército. Ese mismo día se levantó el bloqueo de las plataformas de redes sociales en el país.
Las manifestaciones, denominadas “Gen Z Protests” y lideradas por estudiantes, denunciaban que la prohibición de las redes sociales era una forma de censura. Además, reclamaban por las campañas en redes contra la corrupción sistémica, el nepotismo y las marcadas desigualdades económicas del país que ya se denunciaban antes del bloqueo.
Según el Banco Mundial, la tasa de desempleo en Nepal es del 10 %, mientras que el 40 % de la población vive en la pobreza. Con hashtags en tendencia como #Nepokid, los jóvenes expresaban su descontento por el uso inadecuado de los recursos nacionales, el déficit de empleo y la falta de oportunidades para su generación.
Debido a estos acontecimientos, el primer ministro de Nepal, Khadga Prasad Sharma Oli, renunció al poder el martes 9 de septiembre de 2025. “En vista de la situación adversa en el país, he renunciado con efecto inmediato hoy para facilitar la solución al problema y ayudar a resolverlo políticamente de acuerdo con la Constitución”, aseguró Khadga Sharma a la agencia de noticias Reuters.
El ex Primer Ministro no fue el único en renunciar. El ministro del Interior, Ramesh Lekhak, también presentó su dimisión, alegando “responsabilidad moral” por las muertes ocurridas durante la represión. Tras las renuncias, los manifestantes intensificaron las acciones: incendiaron edificios gubernamentales, incluyendo parte del Singha Durbar (sede del primer ministro y varios ministerios), el edificio del Tribunal Supremo, la residencia presidencial y la residencia del primer ministro.
El edificio del Parlamento fue quemado y asaltado, constituyendo un punto simbólico del colapso y el descontento político. Las viviendas de políticos prominentes, como Sher Bahadur Deuba, presidente del partido más grande, y otros líderes del gobierno y la oposición, fueron atacadas y, en muchos casos, incendiadas. A nivel nacional, los disturbios se replicaron en otras ciudades como Biratnagar, Bharatpur y Pokhara.
El país asiático enfrenta ahora un escenario incierto, marcado por un vacío de poder que complica la toma de decisiones en medio de una crisis sin precedentes. Con la renuncia de sus principales líderes, Nepal queda expuesto a una inminente lucha de facciones en el Parlamento para definir un nuevo gobierno, mientras el riesgo de retrasos en reformas clave y políticas urgentes amenaza con profundizar el malestar social.
??#Nepal - Así marcharon los nepaleses , hasta derrocar el gobierno.pic.twitter.com/U9qTEUxJmN
— DatoWorld (@DatosAme24) September 10, 2025