El 15 de enero de 1631, Francisco Mantilla de los Ríos fundó San Juan de Girón, un municipio en el departamento de Santander ubicado a siete kilómetros de su capital, Bucaramanga. Durante la época colonial, Girón fue centro de comercio, conectando rutas entre pueblos indígenas y colonos españoles. Su arquitectura, de estilo colonial, incluye casas de hacienda, iglesias, basílicas y plazas empedradas. Esto le valió el reconocimiento como Monumento Nacional en 1959. Actualmente es un sitio turístico que recibe cerca de 30.000 mil visitantes en fechas como Semana Santa, según afirman medios como El Frente.A pesar de su atractivo turístico, enfrenta problemas de infraestructura vial, lo que genera accidentes y congestión en las vías, causando descontento entre los habitantes que dependen de estas carreteras para llegar a sus lugares de trabajo.
Girón hace parte del área metropolitana de Bucaramanga junto con Piedecuesta y Floridablanca. Con una población de 148.741 habitantes, conecta con Bucaramanga a través de tres rutas principales: la Transversal Metropolitana, el Anillo Vial y Nuevo Girón. La mala infraestructura de sus vías está afectando la vida de sus habitantes, quienes consideran que el trayecto hacia sus hogares es en ocasiones lento. “Hay partes que están muy mal… Siento que deberían invertirle para que arreglen esas calles”, afirma Graciela Vera, quien hace uso diario de estas vías para visitar a su mamá.
Según estudiantes y trabajadores que utilizan con frecuencia el transporte público, el trayecto en bus entre Girón y el Centro de Bucaramanga, en promedio, tarda una hora y media, sin embargo, depende mucho de a qué hora se movilicen. Por ejemplo, en las horas pico (6:00 a.m. a 8:00 a.m. y 6:00 a.m. a 8:00 p.m.), cuando el tráfico y las paradas frecuentes ralentizan el viaje, los tiempos son más largos. Un estudio realizado por el Área Metropolitana de Bucaramanga registra que en horas de la mañana se movilizan 163 buses y, en horas de la noche, 156. A pesar de esto, la flota no es suficiente. “Por seguridad muchas veces dejo pasar el bus… Porque toca irse como colgados en las puertas”, menciona Alejandra Parra, estudiante universitaria quien se traslada desde las afueras de Girón hasta la Universidad Industrial de Santander (UIS).
“El Anillo Vial esta pésimo en cuanto a pavimento”, señala Graciela Vera. Debido a esto, la seguridad de los usuarios es afectada por la falta de inversión e interés que el gobierno ha mostrado para pavimentar adecuadamente la vía. Según el plan de desarrollo de la Alcaldía de Girón, esta vía es considerada una de las más peligrosas en términos de accidentalidad en el área metropolitana. La congestión resultante provoca retrasos en el trayecto hacia la casa o el trabajo, lo que también impacta emocionalmente a las personas que presencian estos incidentes.“Siento que sería muy inseguro, sobre todo en el Anillo Vial, viajar en un bus que esté en mal estado”, apunta Alejandra Parra.
El Anillo Vial no es la única vía en mal estado. El trayecto a Chimitá tiene tramos sin pavimentar y es un centro de accidentes. “La vía Chimita para los accidentes ha sido terriblemente espantosa”, indica Graciela Vera. Según la Dirección de Tránsito de Bucaramanga, en 2019 hubo 23 accidentes en la vía Chimita; en 13 de ellos falleció al menos una persona. Para el 2023 se registraron 5 accidentes y en 3 de ellos hubo muertos. “La vía Chimita es terrible por lo mismo que la carretera está horrible, no le invierten… Los accidentes que se ven son en moto”, agrega Graciela Vera. Solo en Girón hay cerca de 336.369 motos, es decir, hay más motos que habitantes.
La mala infraestructural vial no es el único problema que enfrenta Girón; la contaminación en este sector afecta a los habitantes, quienes experimentan altas temperaturas. “Esas vías están muy contaminadas porque le han quitado muchos árboles, sobre todo en la parte del rio”, plantea Graciela Vera. Esta contaminación genera desequilibrio en la cotidianidad, sin contar con el humo de los vehículos que contribuyen al daño del medio ambiente. “Le están quitando la zona verde al pueblo”, relata Graciela Vera. Los usuarios expresan su inconformidad con que el interés político lleve a la urbanización de toda la zona, privándolos de los espacios verdes que les quedan.
Estos problemas no solo impactan a los pasajeros, sino también a los conductores de estas rutas, quienes enfrentan de manera más directa los desafíos de la infraestructura, accidentes y congestión. “Las vías están muy acabadas, deberían hacerle mantenimiento porque los vehículos son los que sufren”, señala Oviedo García, conductor frecuente de la Transversal Metropolitana. Los usuarios también expresan su inconformidad debido a la demoras en las frecuencias de los buses o los sobresaltos en el trayecto. “Las vías están demasiado acabadas y eso la gente también sufre porque uno le toca andar despacio, y se forman los taponeros”, añade Oviedo García. Diferentes conductores afirman que el mal estado de las vías les afecta económicamente, así como relata el conductor Carlos Pérez quien explica que “si se daña algo del bus, a uno le toca sacar del bolsillo”. Estas son realidades que los pasajeros desconocen.
Es evidente las molestias de los conductores que manejan las rutas entre Girón y el área metropolitana por el deterioro de las vías y la congestión, ya que esto afecta el tiempo en que la empresa les exige completar el recorrido. Así lo expresa Hernando Peñalosa, conductor de la ruta Metropolitana, al indicar que “uno no puede llegar a tiempo, o sea, como la empresa le estipula uno entonces se le dificulta a veces y entonces lo sancionan a uno… Pero es culpa del tráfico y las vías”.
En general, los conductores han logrado mantener los buses en buen estado, según testimonios de pasajeros que expresan estar satisfechos con el servicio, especialmente en la ruta Metropolitana, que pasa con frecuencia y no muestra grandes deterioros en el interior. “Algunos buses están en buen estado, hay unos que no, pero en general las sillas, por ejemplo, son cómodas”, comenta Valentina López, estudiante universitaria. El gobierno debería involucrarse en el mantenimiento, principalmente de las vías, para que los conductores no sean afectados económicamente.
Un estudio realizado por el Área Metropolitana de Bucaramanga señala que en las horas pico de la mañana, en Girón se movilizan cerca de 3.404 motos y tan solo 163 buses. Ante esto, las personas consideran que sería mejor tener una moto o un carro en lugar de transportarse en bus. “Sí es bueno tener una moto por lo que los buses tienen que hacer paradas entonces tarda más en el trayecto”, sostiene Leidy López, usuaria del transporte público. Con base a esto, las personas prefieren su propio medio de transporte, pero no todos comparten esta opinión, ya que algunos creen que el aumento de vehículos privados causaría más congestión. “Tener una moto o carro no porque esto provoca más congestión, y uno quitándole el trabajo a los de la empresa de buses, además de toda la contaminación”, asegura Graciela Vera.
Según el Informe de Gestión y Empalme de junio del 2021, la Alcaldía de Girón ejecutó 11 mil millones de pesos en proyectos de ampliación, mantenimiento y reposición de alumbrado público. Pero los habitantes aseguran no haber visto resultados. “Sí, no le invierte, no se sabe dónde está la plata que pagamos en impuestos”, señala Graciela Vera. Además, gestionaron 25 mil millones de pesos ante la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo para proyectos de mitigación de riesgos e inundaciones en Girón.
“Decir que las vías están buenas serian mentiras”, afirma Carlos Pérez. Conductores y usuarios del transporte público esperan la intervención del gobierno, y en particular del alcalde, para mejorar la infraestructura vial. Esto permitirá un tránsito cómodo y seguro, promoviendo la armonía entre las personas al desplazarse. “Siento que le hace falta a que arreglen más las calles que le inviertan más”, agrega Graciela Vera. Para mejorar la movilidad en el municipio de Girón es esencial abordar esta problemática, lo que también mejoraría la imagen del municipio ante los turistas y aseguraría la satisfacción de los habitantes con el sistema vial.