El plan presupuestario de François Bayrou dio lugar, en septiembre de 2025, a más de 700 acciones de protesta. A través de redes sociales, el 10 de septiembre se convocó una movilización bajo el lema “Bloqueemos todo”, que reunió a unas 200.000 personas. El estallido social se produjo el 18 de septiembre, cuando en todo el país los manifestantes paralizaron fábricas, estaciones, escuelas y carreteras.
Francia es una república semipresidencial. El presidente, elegido por voto popular, es jefe de Estado, dirige la política exterior, representa al país en el ámbito internacional, funge como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y nombra al primer ministro. Este último encabeza el Gobierno con apoyo parlamentario, gestiona la administración y responde ante la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento, cuya función es legislar, controlar y aprobar las leyes. Sin embargo, si el primer ministro pierde un voto de confianza en ella, su Gobierno debe dimitir.
François Bayrou llegó al cargo con la promesa de “estabilizar las cuentas públicas”. Su plan presupuestario para 2026 contemplaba un recorte de más de 44.000 millones de euros en el gasto público, la supresión de dos días festivos anuales para que los franceses trabajaran más, la congelación del gasto estatal en 2026 y la eliminación de 3.000 puestos de funcionarios.
El 8 de septiembre, Bayrou presentó su proyecto ante la Asamblea Nacional. El Parlamento lo calificó como una medida de austeridad que afectaría sectores como pensiones, sanidad, educación y servicios sociales. Como consecuencia, Bayrou perdió el voto de confianza: 364 diputados votaron en su contra y 194 lo respaldaron. La moción superó el mínimo de 280 votos necesarios para derrocar al Gobierno, lo que llevó a Bayrou a presentar su dimisión.
El 9 de septiembre, el presidente Emmanuel Macron nombró como nuevo primer ministro a Sébastien Lecornu. Este heredó la misma propuesta presupuestal, aunque ya retiró la medida sobre la supresión de los dos días feriados. El 18 de septiembre los franceses intensificaron las protestas con huelgas en trenes, aviones y escuelas, bloqueos en refinerías y fábricas como Renault y Stellantis, además de cacerolazos y marchas masivas en las principales ciudades.
En París y Toulouse se registraron incendios de contenedores y vehículos. El Ministerio del Interior reportó 500.000 personas en las calles, aunque los sindicatos aseguran que la cifra superó el millón. Los enfrentamientos con la policía dejaron más de 200 arrestos y cerca de 80 heridos, entre manifestantes y agentes.
Los sindicatos han convocado otra jornada de huelgas y movilizaciones para el 2 de octubre de 2025, con el fin de presionar al nuevo primer ministro a abandonar o modificar el programa de austeridad heredado.
Tras un año de inestabilidad política, Sébastien Lecornu asumió como el quinto primer ministro de la legislatura. Sin mayoría parlamentaria ni un gabinete estable, su misión principal es evitar una moción de censura y lograr la aprobación de los presupuestos. Para ello, debe enfrentar negociaciones: los socialistas reclaman impuestos a los ricos y la derogación de la reforma de pensiones de 2023, mientras que los conservadores, incluido su propio partido, rechazan cualquier aumento impositivo. Esta situación lo coloca en una encrucijada, donde cada concesión a un bloque puede significar la pérdida del apoyo del otro, evidenciando su posición de minoría en la Asamblea.
Las imágenes de las protestas en Francia por la crisis del Gobierno tras la salida del ex primer ministro François Bayrou. El movimiento "Bloqueemos todo" reclamó por la "pérdida del poder adquisitivo" y exigió la renuncia de Emmanuel Macron.
— Corta (@somoscorta) September 10, 2025
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