A diario, migrantes indocumentados de cualquier parte del mundo desean ingresar a Estados Unidos con el fin de encontrar un mejor futuro para sí mismos y sus familias. Esta situación se ve reflejada en Santiago Arias Pérez un bumangués con sueños por cumplir.
La socióloga Marleny Ruiz Sanabria de la Universidad Cooperativa de Colombia afirma: “hasta que no haya una política migratoria es evidente que todo fenómeno migratorio se transforma en crisis humanitaria porque los países se transforman en receptores de inmigrantes, no están preparados económica, social, cultural ni políticamente para suplir las necesidades básicas adicionales que conlleva un flujo incesante de personas que pasan por allí, estos son los inmigrantes en tránsito, otros que deciden quedarse y los inmigrantes pendulares que son aquellas personas que cruzan las fronteras para suplir algún servicio, pero se regresan a su país de origen".
El flujo de personas como Santiago no son previstas en los planes de gobierno, la socióloga plantea que estos individuos desbordan la capacidad de los servicios locales que no son suficientes ni siquiera para los nacionales, sin lugar a dudas, en estas situaciones la crisis no se hace esperar. Porque tanto los nacionales como los inmigrantes demandan alimentación, servicios públicos, de salud, educación, participación, entre otras. Ella presenta un ejemplo claro, en la población de Necoclí Antioquia en donde más de 10 mil migrantes del Caribe y África están varados en sus calles esperando para embarcarse en una lancha, adentrarse a la hostil selva de El Tapón del Darién en la frontera con Panamá y finalmente llegar a Estados Unidos. Esta cantidad de inmigrantes en una población donde los servicios básicos están previstos para atender a 20 mil habitantes de Necoclí, al contar con aproximadamente 30 mil personas va a haber un desfase porque los recursos están calculados solo para la población regional.
Marleny Ruiz dice que no hay una causa única para que la población emigre de su país de origen, los motivos de este fenómeno se vinculan con la falta de trabajo, la persecución político-ideológica, la inseguridad producto de la violencia, las guerras, la persecución religiosa, los problemas económicos, el mejoramiento de la calidad de vida, la búsqueda de desarrollo individual o familiar, oportunidades de empleo y educación, acceso a bienes y servicios entre otras. La decisión migratoria es una consecuencia de un complejo proceso en donde el imaginario sociocultural constituido históricamente se desbarata en su proyecto de futuro ante la presencia de una realidad contraria, que destruye las expectativas de realización personal y de seguridad, no solo económica sino también política y social.
Para evitar el derrumbe personal se opta por escapar de la situación angustiante, de ese túnel oscuro. La emigración será la solución con la idea de que el nuevo territorio le permitirá encontrarse con aquellas cosas que le faltan en su país de origen, con este pensamiento Santiago Arias se encontraba determinado a dejar su país. La decisión migratoria, describe Marleny, estaría fundada en una combinación de factores externos e internos, entre los externos los más significativos serían la falta de alternativas para los logros ocupacionales, la incertidumbre social sobre el futuro económico, la inseguridad general frente al crecimiento de la violencia, las necesidades básicas insatisfechas. En los factores internos podrían ser la frustración en las expectativas de vida, la frustración en la realización personal, mandato generacional ligado a la comunidad de la cadena migratoria familiar, el acceso a la información acerca de las opciones en el exterior.
El inicio de la travesía del santandereano comienza años atrás, pues contaba con visa americana que le permitía ingresar a Estados Unidos como turista. La Cancillería de Colombia establece que la permanencia en el territorio nacional autorizada al titular será máxima de 180 días continuos o discontinuos improrrogables en cada 365 días de uso de la visa. Aquel que se exceda de este límite de tiempo corre el riesgo de que su permiso para poder ser admitido al país quede cancelado. El mal manejo que él tuvo con su autorización, devolviéndose a Colombia, excediendo el límite de tiempo por cuestiones familiares, deseando regresar esta vez con su esposa e hija al afamado país en América del Norte, fue el causante de su cancelación.
El tema quedó olvidado por unos años, su hija fue creciendo, los gastos iban aumentando, los ingresos se quedaban cortos, buscaba una solución para brindarle a su familia un futuro próspero, con más oportunidades que las que él tuvo y Colombia no se las estaba dando, detuvo sus estudios, su trabajo no era estable, tenía una moto con la que trabajaba en Rappi, laboró como mesero, pero aun así sus ingresos eran bajos, no cubrían todos los gastos, ni para sobrevivir alcanzaba.
Un amigo de su infancia que cruzó la frontera de México con Estados Unidos, le contó su experiencia, los momentos de aflicción que vivió, pero que todo ahora tenía su recompensa, su trabajo era bien valorado en cuestiones de dinero; de esta forma lo animó y así vislumbró un matiz de esperanza, la idea de hacerlo pasó por su mente. Le comentó a su familia la cual no estaba de acuerdo desde el principio, “la gente allá los matan, los descuartizan, se pierden, se puede morir deshidratado, emigración puede capturarlos” todos estos pensamientos les sembraban miedo, pero las ganas de progresar podían con el santandereano, siempre adelante ni un paso atrás y lo que ha de ser que sea.
Ahora venía un gran reto, el precio de esta “ayuda” es de aproximadamente 10 mil dólares (usd), se paga primero 5 mil dólares, y el resto cuando ya se ha pasado la frontera, es un precio estándar, no varía en edad o género. Las formas de pago son distintas, todo depende del 'coyote', algunos piden el precio completo antes y en otros casos se pega la mitad previo al viaje y lo que falta después.
Para el colombiano no era sencillo conseguir el dinero, pidió ayudas, vendió pertenencias y manifiesta que es una experiencia muy fuerte e inolvidable al entregar esa cantidad que con tanto esfuerzo se obtuvo, es lo poco que se tiene y ser consciente que existe el riesgo de perderlo porque se entrega a una persona que no conoce, no sabe de dónde viene, ni quién es. El temor de ir a un país donde no se conoce a nadie, hay muchas mafias, delincuentes en la región fronteriza entre estos dos estados.
Después de esta experiencia Arias no aconseja que las mujeres lo hagan; “el ambiente es todavía más pesado para ellas, las pueden violar, hay mucha tensión, las personas que te ayudan también te pueden robar, el pago del servicio no es garantizado”.
Su amistad de infancia le informa que habrá un grupo de personas que atravesará el ‘hueco’, él sin titubear más consigna a la cuenta de su amigo la mitad del dinero, ellos se comunican con él, le envían un número y le indican que debe llegar a la ciudad de Juárez en México, se encontraba nervioso “la entrada al país tampoco era sencilla, para migración es sospechoso que un colombiano viaje solo y además con un morral, tuve que llegar a una ciudad como Cancún, que sea turística, donde hay flujo de personas para evitar algún inconveniente, me tocó comprar varios vuelos para llegar a mi destino en ciudad de Juárez”.
Llegando allí se comunicó al número que le dieron, esperó que pasaran por él, no le permitían observar el camino, tenía poca visibilidad. “En realidad estábamos a los alrededores del muro, se podía observar, cuando lo vi supe que debía escalarlo, pasaron como 5 – 6 días y la tensión era horrible, el lugar también, todo era muy pesado, se sentía la mala energía por todos lados, tenía miedo que llegaran unos mexicanos más pesados que con los que estaba y se formara un problema por esto, que ocurriera algo que no supiera afrontar, que se salieran de control las cosas”. Él deseaba subir el muro rápido, estaba desesperado porque los días pasaban y todavía se encontraba situado en ese ambiente, se hacía lo que ellos decían, todo estaba muy organizado y monitoreado.
Después de este tiempo por fin les avisaron que había llegado el día de cruzar el muro, Pérez comenta que fue uno de los primeros del grupo en cruzarlo, “ahí había cuerdas con nudos amarrados desde arriba, para hacer un poco más fácil la escalada, principalmente estas cuerdas estaban ubicadas para las mujeres. Cuando lo pase muchos se quedaron porque no eran capaces de subir las bases del muro”.
Después de hacerlo el camino era largo, cinco horas de caminata bajo el sol con un calor infernal, en su mochila llevaba poca ropa y mucha agua para mantenerse hidratado. “El coyote nos dice que hasta cierto punto nos acompaña, que debíamos continuar solos”. El cuerpo comienza a reflejar las consecuencias de tantos días sin buena alimentación, comienza a deshidratarse, aparecen ideas de arrepentimiento.¿Por qué someterse a esta experiencia tan devastadora? Hubo momentos en los que se deseaba no estar ahí, el motivo de lucha de él fue su familia, su hija, no perder el rumbo ni la motivación que lo hizo tomar esa decisión.
Tras caminar tantas horas en un desierto, comenzaron a verse las carreteras de Estados Unidos cerca al país Azteca, se comunicó nuevamente con ellos, lo recogieron a él y a los poco que lograron pasar el muro. “Nos llevaron a una casa, nos encerraron como animales en un cuarto oscuro, solo nos daban un alimento al día, como todavía estábamos cerca de la frontera no podíamos movilizarnos, ni salir de la casa porque pasaban patrullas fronterizas, duramos como una semana más, a mí ya no me contestaban los mensajes, no sabía qué hacer, el día que me recogieron me dejaron en Denver – Colorado”.
Después de su experiencia, Santiago Arias aconseja que aquellos que tiene visa la cuiden, que no se excedan en el límite de tiempo de estadía.Él ahora tiene una mejor vida, le brinda comodidades a sus parientes que antes no lo imaginaba, devenga un salario alto cambiando la moneda a pesos colombianos, como está solo no tiene muchos gastos, ha adquirido un vehículo para transportarse al trabajo debido a las largas distancias, ha podido ahorrar e invertir en negocio en Colombia y lo principal es la felicidad que le causa brindarle un bienestar a su hija y esposa. Un muro que no detiene sueños, así como él hay cientos de colombianos y latinos que por falta de oportunidades en su país, por todas las puertas cerradas en el estudio y en lo económico arriesgan su vida y van en busca del sueño americano.