Fotos portadas: Carlos Andrés Rueda Díaz
Alfonso, supervisor de seguridad de una empresa cercana, no desaprovecha la oportunidad de disfrutar la sazón del Rinconcito Paisa. D1iariamente llega a eso de las 12:00 del mediodía al restaurante ubicado a unas cuadras del centro de Bucaramanga, hace fila y saluda a Alberto Giraldo, copropietario y cajero del restaurante, y paga por un ficho que le cuesta seis mil pesos —secretamente deseaba comprar un mute santandereano que cuesta seis mil pesos, una delicia local que en muchos lugares no se puede conseguir por menos de 15 mil pesos—, pero ya era tarde y se había agotado, por lo que eligió la bandeja corriente. Se sienta en una de las 20 mesas, se acerca una mesera que le recibe el ficho y en cuestión de un par de minutos le sirven una bandeja ejecutiva, un almuerzo corriente: con sopa, arroz, carne asada, ensalada, tajadas de plátano y granos.
Alfonso no se disgusta por los demás comensales que se sientan a su lado, a quienes no conoce y quienes no le preguntaron si podían sentarse en su mesa, tampoco le incomoda el apuro del personal, ni siquiera le distrae que las meseras estén atiborradas de platos sucios a la espera de ser levantados; sabe que es parte de la esencia del Rinconcito, lo que a Alfonso le importa es la sazón del plato, los sabores que no desentonan con la cocina del departamento, pues él agradece el precio ya que es una de las razones por las que decide caminar hasta allí, además de lo delicioso que es.
Los menús en El Rinconcito Paisa son variados. Así como está el ejecutivo en seis mil pesos tamién hay platos con otras tarifas. Foto: Carlos Andrés Rueda Díaz.
Lucila León es empleada por la alcaldía de Bucaramanga para mantener la ciudad limpia. En las mañanas se dedica a barrer y limpiar las calles; con su uniforme amarillo que la protege de la intemperie, pero no del calor, cuando se acercan las 12 del mediodía está tranquila ya que su economía le permite comer apropiadamente gracias a los almuerzos del Rinconcito Paisa. El calor de las 12:00 y la comida recién hecha deja sedienta a Lucila, quien no duda beberse los dos vasos que le sirvieron desde el principio, sin embargo, la calurosa sopa no es rival.
Hace 3 años que Alberto Giraldo cambió la ubicación del Rinconcito Paisa y se estableció en la calle 39 con carrera 20-1, del barrio Bolívar. Para él es difícil calcular una cifra exacta, pero cientos de personas van a su establecimiento cada medio día: la empresaria emprendedora que necesita almorzar en 15 minutos, el habitante de calle que reunió lo suficiente para poder llenar el estómago, el vecino de las torres residenciales de la misma cuadra que prefirió no cocinar ese día y más demografías que exceden su atención.
Gabriel Pedraza es un cuidador de motos y carros que permanece en la calle 39 con carrera 20 de Bucaramanga, lleva tantos años rondando la zona que ya no recuerda cuántos, él prefiere almorzar en su casa, una dieta restrictiva es el principal motivo. Gabriel recuerda cuando el Rinconcito Paisa se mudó a su calle, desde entonces ha tenido que vigilar todo tipo de vehículos de todas las gamas. Se ha percatado de que este restaurante podrá ser una bendición para los menos afortunados, pero no por ello los más afortunados evitan el comercio, pues este parece ser un punto de conflagración donde momentáneamente las clases sociales dejan de existir puertas adentro.
Ya se están acercando las 3:00 de la tarde, el restaurante está cerrando y es momento de hacer las cuentas, por lo que esas 3 o 4 horas representan la mayoría, si no todos, sus ingresos al día. Alberto considera que, pese a que uno no se “se llena de plata” igual es rentable, cada 15 minutos despacha 4 comensales lo cual le parece más rentable que tener esos 4 clientes toda la hora, por más que fuera por un precio más alto, en todo caso le permite vivir bien, lo cual para muchos otros es más bien un lujo. No se le ha pasado por la mente abrir una franquicia o un segundo local con la misma filosofía, pues en sus palabras “apenas puedo estar pendiente de este” por lo que él prefiere “la calidad sobre la cantidad”, este modo de pensar se ha hecho presente, ya que la mayoría de sus clientes admiran el sabor de su menú.
Con este ficho se detalla el menú pedido. Foto: Carlos Andrés Rueda Díaz.
Pero, ¿por qué a seis mil? Alberto menciona que lleva más de tres décadas en la industria culinaria y el modelo económico es el que mejor le ha rendido, sabe que a los colombianos no les vendrá mal y que público no le va a faltar, lograron volver este un modelo lucrativo al vender en gran volumen, eso sí, nunca descuidando la calidad. Al Rinconcito Paisa le es ventajoso ser uno de los pocos que mantiene esos precios, pues su competencia más cercana ronda por las calles de Cabecera, cerca de la Clínica Bucaramanga, con establecimientos manteniendo sus platos a costos similares.