Las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía, a través de diferentes expresiones artísticas, buscan atraer a los feligreses con su mente, espíritu y corazón. Son 11 religiosas que, al ritmo del bambuco, vallenato, carranga, joropo y danzas folclóricas, reconocen la fe.
La congregación se destaca por su evangelización a través del arte, desde manualidades como cirios, velorios, y obras como las pinturas, el tallado manual con dibujos que ellas mismas realizan de manera artesanal, la música, el folclor coral con los laicos, participantes del coro internacional cada año y muchos trabajos más que son emblemáticos y representativos para esta comunidad.
La pandemia les dejó afectaciones. Algunas decidieron dejar la congregación y retornar con sus familias para ayudarse económicamente; sin embargo, continúan cosechando valores y expresiones de amor y el cuidado del medio ambiente a todas las generaciones, para mitigar la contaminación en el mundo desde su apropiación cultural.
En la Semana Santa tuvieron una ardua preparación para las festividades católicas, dedicaron jornadas largas al proceso espiritual y artístico, generaron espacios de meditación a través de oración y la palabra de Dios. Isaura Barajas, hermana General encargada de las comunicaciones de la comunidad, compartió que “al combinar arte con fe, necesitamos tener muy sólida la fe para poder transmitirla”.
La comunidad religiosa es la más joven de Colombia. Parte de su esencia es llegar a los feligreses con sus talentos sin importar los comentarios negativos de líderes religiosos que les reclaman por su trabajo. La hermana Isaura compartió que algunos de los reclamos les piden que “no se muestren,
sean menos callejeras, no se diviertan, no engañen”, pero no prestan atención a ello, al contrario, es conmovedor el apoyo y halagos que reciben con tal de seguir llevando el arte en la iglesia.
El confinamiento por la pandemia les impidió salir, pero no predicar la palabra de Dios. Por eso no se detuvieron para orar y transmitir el llamado; por esto se idearon oraciones por los difuntos a través de internet, con lo que lograron acercar tranquilidad a familias y mostrar su talento a través espacios como YouTube, Facebook, canales radiales y televisivos.
La hermana Isaura aseguró que tienen una primera línea, que es el contacto directo con las personas en el parque central o en alguna parroquia a las que son invitadas a participar a través de los cantos en las Eucaristías y catequesis. Los seguidores de las trovadoras se alegran al ver y escuchar a las religiosas en la ciudad de Pamplona, Norte de Santander, las animan si las ven montando bicicleta, comparten ese sentimiento de emoción en las calles con sus obras artísticas son algunos de los comentarios y perspectivas que identifican los feligreses.
“La congregación es uno de los actos más puros y genuinos para nosotras. Todo inició en la ciudad de Bucaramanga con una comunidad claustro llamada Ermitaños Eucarísticos del Padre Celestial, donde solo las fundadoras fueron congregadas”, contó la hermana.
La madre fundadora, Ángela Angarita, de nacionalidad venezolana, adoptada por Colombia, vive desde 1998 en Pamplona. Vivió una experiencia religiosa en los Ermitaños, aseguró que tienen una característica particular de su arte y de su espontaneidad. Ella, específicamente, tiene un gusto por las artes plásticas, los deportes de alto rendimiento y se cuestiona cómo es posible que Dios le hubiera dado tantos talentos y no ponerlos al servicio de él y de la comunidad.
Angarita inculca en sus hermanas el esfuerzo del trabajo. Expresó que “deben ganarse el pan con el sudor de la frente, equilibrando la balanza”, es Dios quien se ha complacido obrando a través de cada una de ellas. Algunos de sus planes a futuro es seguir creciendo espiritual y personalmente, afianzando el mensaje del señor a través de su apostolado artístico, pero, sobre todo, alcanzar la santidad bajo la voluntad de Dios, manteniendo su espontaneidad y espiritualidad.
La fundadora invitó a “cargar las cadenas del temor que hemos cargado durante estos últimos años, así como somos con nuestros defectos y como él nos acepta nos ama y acoge. Solo basta ser mejores y aceptar a Dios”. Y resaltó las palabras del Papa Francisco: “que nadie nos robe la alegría”.