“Muchas familias ya no tienen cómo invertir. La ida de Coltabaco nos perjudicó y los precios de venta son muy baratos”, así narra el cultivador de tabaco, José Santos, la trágica situación que se vive en Piedecuesta desde hace más de 10 años con la caída de la venta de este producto en la región y el país. Ver panorama en esta infografía
A sus 45 años, José ha dedicado 37 de ellos a la labor del cultivo del tabaco en el corregimiento de Umpalá que se encuentra a tan solo 49 kilómetros de la capital santandereana. Narró para Plataforma Digital que con ello ha logrado sacar adelante a sus tres hijos, quienes, según él, han perdido el amor por el campo debido al abandono por parte del gobierno, situación que ha llevado a que “los jóvenes no quieran seguir los pasos de sus familias en el campo”.
Así como sus hijos, más de 300 miembros de su familia, entre hermanos, sobrinos, primos y cuñados viven del cultivo de esta planta en diferentes zonas de la región.
“Antes, al tabaco se le ganaba el 100% y hasta más. En la actualidad, se vende por el mismo precio. No ha subido el valor y los impuestos e insumos sí suben, esto también ha influenciado en que su cultivo y proceso disminuya y se vaya desapareciendo la siembra del tabaco”, aseguró José.
Al igual que él y su familia, en otros municipios como Barichara, Villanueva y Jordán, muchas familias se entregan a esta labor de tradición y herencia, de las cuales, según ellos, hoy solo son cenizas al viento.
“En esa época, uno cultivaba unas veinte mil matas al año. Ahora solo se siembran seis mil. El Estado parece perseguir esta labor porque no sacan leyes que ayuden al campesino”, añadió Luz Mireya Godoy, una cultivadora de 30 años que ha dedicado 20 de ellos a trabajar la siembra y recolección de tabaco en la Mesa de Los Santos.
La necesidad de estar agremiados
Muchas son las problemáticas que aquejan los cultivadores y procesadores de este producto, pero las que más los hieren son el abandono por parte del Estado, el alza de impuestos y la llegada de terceros o “chuceros”, como los llaman los cultivadores: personas encargadas de comprar sus productos a precios bajos y venderlos más elevados, quedándose ellos con el valor real de las ganancias.
“Los intermediarios son los que se quedan con la ganancia, por eso es mejor vender a los fabriquines directamente, pero sí sería bueno una cooperativa o una asociación, así como la tienen los cafeteros. Con una cooperativa es más fácil de diligenciar las ayudas y las ventas” declaró Eduardo Rondón, cultivador de tabaco en la Mesa de Los Santos.
Piedecuesta cuenta actualmente con el fondo del tabaco, administrado por la Secretaría de Desarrollo Rural y Económico. Este fondo se creó en el año 2011 y opera desde el 2012. Fue instaurado con recursos propios del municipio, con base a la renta de Industria y Comercio del 10%, pero en las anteriores administraciones lo disminuyeron al 5%.
Se estima que el recaudo anual es aproximado a los 500 millones de pesos, pero en el gobierno del exalcalde Danny Ramirez, “la disposición de estos dineros fueron invertidos en las ferias y fiestas de Piedecuesta en los años pasados. Esto se pudo evidenciar a la hora de hacer el empalme del gobierno saliente con el entrante” así lo manifestó Pedro Camacho, Secretario de Desarrollo Rural y Económico de Piedecuesta.
Un panorama desolador
El primer renglón de la economía en el municipio de Piedecuesta Santander es el tabaco, también conocido como ‘el chicote’. Actualmente este pueblo cuenta con unas veintidós mil familias que sobreviven de la elaboración del tabaco, más de 3.500 fabriquines y ocho fábricas grandes productoras de tabaco criollo, semi fino y fino, según lo indicó Gabriel Pico Gutiérrez, vicepresidente de la Mesa Sectorial de Tabaco quién participó en el censo realizado en el año 2019 bajo la administración pasada. Así mismo el ex alcalde Danny Ramírez, declaró que “el trabajo del tabaco llegó a ocupar el 90% de la economía piedecuestana”.
Pero el panorama para los cultivadores de tabaco en Santander viene siendo desolador, una de las causas es el cierre de Coltabaco, conocida como Philip Morris, la empresa estadounidense, cerró sus plantas productoras de cigarrillos en Colombia, debido al alto aumento de impuestos y contrabando de los mismos.
La falta de respaldo desde las administraciones municipales, en los últimos años, ha llevado a que se generen propuestas como la planteada por Yorgan Correa, presidente de la Asociación de Productores de Tabacos Artesanales de Colombia, Aprotacol, que busca unificar el gremio tabacalero: “La idea es crear alianzas en pro del cultivo y la producción, que seamos uno solo, que se creen estrategias y que nos escuchen” argumentó Correa.
Esta propuesta es respaldada por la Asociación de Cultivadores de Piedecuesta, Acultapie, para quienes la nueva administración debe apoyar al campesino, en un mejor crecimiento y mejoramiento en sus condiciones laborales.
Por su parte, la Secretaría de Desarrollo Rural y Económico de Piedecuesta, trabaja en el nuevo Plan de Desarrollo, el cual busca abarcar en mayor parte las necesidades del sector rural. “No son muchos los apoyos que se le están dando al campo, las políticas no han llevado a que el país se desarrolle en la parte agrícola”, afirmó Pedro Camacho, secretario de Desarrollo Rural y Económico de Piedecuesta quien agregó que su desarrollo no ha sido estimulado por el gobierno nacional, departamental y local.
“En la actualidad de los sesenta mil millones de pesos que se aportaban al campo, se redujo a quince mil millones para todo el país, (es decir que son cuarenta y cinco mil millones de pesos, esto es el equivalente al 40% de reducción para el sector agrícola) es algo vergonzoso, porque el sector agrario siempre ha sido la cenicienta del país”, concluyó Camacho.
Piedecuesta contaba con dos esencias aromales simbólicas de este lugar, una de ellas era el olor a caña, caña molida y panela que poco a poco fue desapareciendo como el sol cuando se oculta detrás de la montaña. El otro aroma es a tabaco, entre amargo y fuerte, como su perseverancia que se resiste a desaparecer.
“Es muy común caminar por una parte céntrica de Piedecuesta y encontrar los fabriquines donde se percibe el proceso del tabaco, donde se encuentran, torcedoras, rolleros, empacadores y chicoteras. Por donde usted camine Piedecuesta huele a tabaco”, dice Jaime Moreno, Coordinador de Desarrollo Rural y Económico de Piedecuesta.
El gremio tabacalero espera que el gobierno nacional gestiones leyes favorables tanto para el consumo, transporte, comercialización y distribución del producto, recordando que las leyes de antitabaquismo no deberían ser las mismas para el ‘chicote’, puesto que son productos de proceso distintos y su composición es diversa por lo que el riesgo para la salud es menor que el del cigarrillo. Así mismo abrir vías de convenio comercial nacional e internacional debido a que el tabaco es un producto muy apetecido en países como Alemania, Francia, Estados Unidos e Italia.
En momentos de crisis económica como se dimensiona actualmente en Colombia, la mirada debe darse a productos ancestrales como el tabaco, que en otros tiempos fue una de las líneas económica más importantes de la región y el país llegando así a estar presente por más de 200 años. Piedecuesta en este momento es productora de más 40 millones de tabacos mensualmente.
Datos
● El tabaco es un producto artesanal que todavía no cuenta con un censo confiable ni cifras exactas por parte de entidades como el DANE ni la alcaldía de Piedecuesta
● Los cultivos han desaparecido en el municipio de manera inesperada hasta tal punto que la hoja del tabaco, la vena, la broza y la picadura son productos importados desde la costa del país e incluso hasta de Ecuador y Brasil.