El negocio natural —negocio porque se benefician con dinero, y natural porque es a coste de las aves—, se ha convertido en una actividad de domesticación y comercialización, y bueno, de entretenimiento, por supuesto, pues para muchos esto es apreciar la naturaleza de una manera diferente. Así nos lo hacía saber un grupo de niños, que con regocijo y emoción discutían sobre cuál era el ave con la que se identificaban para una hipotética pelea fantástica.
Visitar el único zoológico de aves de su tipo en Colombia, como lo confirma la página local enpiedecuesta.com, trae consigo una experiencia satisfactoria. Adentrarse en esos cinco mil metros cuadrados de espacio dedicado únicamente para estas especies, brinda a los visitantes la posibilidad de interactuar y compartir con aves que, muy seguramente, no se ven en otros lugares o santuarios para animales. Los viandantes que suelen llegar a este lugar entran con la primera intención de verlos, lo curioso, es que más allá del deseo de distracción momentánea, está el propósito de adquirir algún conocimiento sobre cada especie que observan durante su recorrido en el zoológico.
Así como en un restaurante o en una tienda de ropa se escucha música para ambientar el espacio, en medio de este lugar rodeado por la naturaleza, casi como un parlante que se escondiera entre los árboles, se escucha un sonido ambiente distinto: los graznidos, trinos o zureo de las aves por doquier. Música de ambientación, pero natural.
Colombia, una nación llena de "magia salvaje", está posicionada como la primera en el mundo en avistamiento de aves con cerca de 1520 especies avistadas según EBird, una ONG encargada de documentar los avistamientos en todo el mundo.
Santander, ubicado en el oriente colombiano, es el décimo en avistamiento por listas y noveno en avistamiento por especies en el país según la institución. Cerca de 520 especies se encuentran en el departamento, tiene cualidades peculiares como la gran cantidad de cóndores que hay en el territorio; la variedad de colibrís y tener especies endémicas como el pájaro Cucarachero, según informa Vanguardia.
Seguramente, hay quienes desean pasar su existencia al servicio de la naturaleza, pero no todos logran cumplir este deseo. Sin embargo, para Neider Contreras, cuidador de este zoológico, la vida lo premió. Proveniente de Málaga, Santander, y con 28 años, está trabajando en lo que algún día, los animales de su finca le inspiraron a hacer.
- Siempre tuve ese amor por los animales: cuidarlos, alimentarlos, jugar con ellos o consentirlos y limpiar lo que hacen porque también a eso se compromete uno cuando los tiene.
Neider cuenta que reconoce lo que ellos le expresan. Es como un don. Algunos solo pueden ver caras llenas de plumas coloridas con distintos picos y la misma expresión, pero él ve otras cosas.
- Yo veo que a veces ellos se ponen tristes o están mal y otras veces como que les cambia la cara, están alegres, y puede parecer raro, pero ellos también tienen sentimientos, por eso yo trato de cuidarlos muy bien y que nos les falte nada.
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Para los visitantes que llegan de diferentes partes del mundo, la experiencia de conocer el lugar los lleva a gozar plenamente de un espacio lleno de vida y fauna, en el que se desprende un bello semblante de admiración y aprecio de las personas que los hace querer preguntar más acerca de cada animal. Dicen que la naturaleza es el acercamiento a la divinidad de Dios, y sí, tienen razón. En pleno centro de “La Fantasía” se encontraba una curiosa, interesante, e incluso extraña ermita, pues no es usual ver estas pequeñas iglesias en medio de un espacio natural. Sin embargo, su ubicación cobra sentido, cuando se observa la zona tranquila en la que se encuentra, un sitio en el que cualquiera puede parar a rezar y agradecer por el entorno allí presente, mientras de fondo se escucha la sinfonía de silbidos provocados por las aves del lugar.
De los primeros pasillos a los que se puede ingresar es uno oscuro, como si la noche misma reposara dentro de su fondo; algunos faisanes, gallos, guacamayas y coloridos pavos reales se encuentran dentro de este absorbiendo un poco de luz de la entrada; al final se encuentra el rey de la morada en oscuridad, un búho de unos 60 centímetros de grande que al paso de los visitantes solo decide abrir sus ojos con una mirada intimidante. Las mallas de las jaulas es la única barrera entre las aves y quienes van de camino, pero este no es impedimento para que ellas asomen una que otra garra o parte del pico, tal vez en busca de un poco de comida de sus observadores.
Los siguientes pasillos varían entre las especies del primero, hasta que en uno de ellos, se encuentra otro paralelo al principal, donde hay marranos y ovejas; pero de las habitaciones en las que se divide el recinto, una tenía una parte sin techo; al aproximarse, una avestruz de alrededor de 2 metros de alta se asomaba curiosa por ver los visitantes; un ave hermosa y magnífica, consciente de que llama la atención, procedió a hacer un pequeño espectáculo… chapotear en el agua con su cabeza, salpicando un poco a los curiosos que más cerca se encontraban.
Luego de un trayecto bohemio, antes de darle la vuelta al zoológico, se encuentra un museo, el cual realmente es una colección de reliquias, pero para Jaime Isaza, propietario del lugar, es tan importante la exposición de estos objetos únicos e históricos que no encontró otra definición para dicho espacio.
Al lado de este, un pequeño kiosco contenía diferentes animales: ratones de laboratorio, cuis, serpientes, un erizo y algunas especies de insectos como cucarachas y cucarrones; de las jaulas de vidrio del lugar la que más llamaba la atención era la de la serpiente cascabel, con un letrero de “PELIGRO, serpiente venenosa” se advertía a quienes su osadía los llevaba a acercarse a ver el reptil; en su estado de reposo era lo suficientemente intimidante como para poner los pelos de punta a quien la viera.
En el centro del zoológico se encuentra un estanque en donde conviven patos, gansos y cerdos; a su lado las jaulas contienen cabras, gatos bengalís, cacatúas y loros, lo que forjaba un espectáculo de sonidos y colores digno de la belleza de la naturaleza.
Es un privilegio encontrar la gran biodiversidad de aves que existe en el territorio nacional. El zoológico La Fantasía solo es una pequeñísima muestra de los cientos de colores que engalanan los cielos. Sin embargo, en este lugar, se visten de colores los espacios destinados para ellos; Jaime dice que a lo largo de los años se ha preocupado por mantener el aviario como un espacio digno, no quiere que su aporte a la sociedad se convierta en “ese hombre solo encerró a los animales para ganar plata”, por el contrario, busca promover el cuidado de las especies, y su reproducción, así como ha hecho con varias aves de este lugar.
Aparte de conservar animales, este paraje ha conservado momentos. Actualmente, ya no es alocado pensar que los animales sienten, sobre todo por la forma en que interactúan con la persona que está frente a ellos, es como si trataran de expresar o comunicar algo, sin hablar, pero acompañando el silencio con su presencia y su comportamiento natural.