Los relatos de María Fernanda Martínez Guevara reflejan que, a pesar de la competencia laboral que existe en las plazas de mercado, es posible emerger e incluso sobresalir por medio de la innovación.
En el sur de Bucaramanga, capital del departamento de Santander, está ubicada la Plaza Satélite. En el local 30-94 del tercer piso de esta sobresale La Huerta de Mafe, un negocio familiar que lleva cinco años dedicado a la venta de verduras. María Fernanda Martínez Guevara es una de las encargadas de atender este lugar y, junto a sus cuatro hermanas y su madre, llevan toda la vida sustentándose con trabajos en la plaza de mercado.
Esta tradición comenzó con la madre de María Fernanda vendiendo encurtidos caseros como cebollitas, jalapeños y chiles. Producto de la demanda de productos implementaron la venta de verduras y productos orgánicos como cogollo europeo, flores comestibles, cebollín chino y brotes. De esta forma ganaron popularidad y se convirtieron en un referente de la plaza debido a su variedad de productos. “Lo que más se vende son productos orgánicos, cosas diferentes que no se consiguen aquí en la plaza”, afirma María Fernanda.
Además de la calidad y la variedad de sus productos, La Huerta de Mafe destaca por su servicio de domicilios. A pesar de las dificultades que generó la pandemia por el Covid-19, incluyendo el no poder asistir de manera presencial a las plazas de mercado debido a la cuarentena, esta trabajadora aprovechó para impulsar su negocio por medio de los domicilios y logró uno de los mejores años en ventas. “Salían muchísimos domicilios, todos los días pedían y la gente lo recomendaba a uno”, resalta esta emprendedora.
Sin embargo, los primeros años apenas lograban ventas diarias entre 80 mil y 100 mil pesos. Estas ganancias no eran suficientes para abastecer las necesidades básicas del hogar, por lo que esta vendedora pensó en múltiples ocasiones en abandonar el negocio. No obstante, su madre fue quien la impulsó a seguirlo intentando, “ella es la motivación de acá”, comenta. En 2024 han alcanzado ventas de 2 millones 500 mil pesos diarios en sus mejores días, que son especialmente los fines de semana. “Usted tiene que seguir adelante y mirar que los días buenos son más que los malos”, afirma María Fernanda.
A sus 22 años, mientras cría a su hijo y espera retomar sus estudios de Ingeniería Industrial, María Fernanda sigue trabajando con pasión en el local de la plaza. “Uno se acostumbra a la gente y a compartir con ellos”, asegura esta trabajadora, resaltando que entre los trabajadores de esta se generó una relación de familia. “Usted viene en la mañana y si trae un pedacito de arepa, le da a la vecina”, afirma con una sonrisa en el rostro. A pesar de la amplia competencia que se encuentra en este espacio, La Huerta de Mafe ha encontrado formas para sobresalir y asegurar la fidelidad de sus clientes por medio de la calidad y la innovación.