Es viernes 24 de abril de 2020. Estela Bueno sale de su casa para comprar en la Plaza de Mercado Central de Piedecuesta, en Santander, aprovechando que es su día de ‘pico y cédula’.
Este día parecía uno normal como a los anteriores que ya había enfrentado bajo las prevenciones ante la COVID-19: filas para entrar a la plaza, zona de desinfección, controles de prevención y presencia de policía por los alrededores. La gente más silenciosa de lo normal.
Sin embargo, Estela se encontró con una sorpresa, que, si bien ya había apreciado en anteriores días de mercado, durante este, la sintió más fuerte. La mujer se dirigió a comprar los huevos donde habitualmente los adquiría, pero se sorprendió al escuchar que un cartón que normalmente compraba en 10 mil pesos, estaba en 12 mil.
— Doña María ¿por qué subieron tanto? Preguntó Estela a la vendedora.
— Mi amor, así están llegando, casi que no me gano nada. Expresó María.
Pero aparte de los huevos, Estela se toparía con precios altos en la papa amarilla, la zanahoria, la yuca, la cebolla junca y cabezona, así como en el limón y el plátano. La mujer culparía a la pandemia por el alza en los precios.
Observando particularmente el caso comercial del huevo, de acuerdo con informes de la Central de Abastos de Bucaramanga, Centroabastos, a comienzos de marzo un cartón doble A (AA) registró un precio de $8,700; mientras que a finales de ese mismo mes la bandeja de huevos por 30 unidades subió a $9,500. Según el último informe del 26 de abril, este producto estuvo al público en $9,800.
En almacenes de cadena, un cartón de huevos puede costar entre 14 mil y 15 mil pesos, dependiendo de la marca; Sin embargo, en este momento Colombia no solo se enfrenta a la COVID-19, sino también, a la caída de los precios del petróleo y el aumento histórico del dólar que sin duda repercuten sobre el precio de los productos de la canasta básica.
Tal y como manifestó su preocupación el presidente ejecutivo de Fenavi, Gonzalo Moreno Gómez, en un comunicado oficial al gremio avícola el pasado 27 de marzo: este manifestó un crecimiento anormal en la demanda, debido a la pandemia, que ha desequilibrado coyunturalmente los precios del mercado.
Asimismo, el directivo explicó la devaluación del peso que tomó por sorpresa a todos pues el Gobierno proyectaba una tasa de cambio aproximada a los $3,300 al finalizar el 2020. Y agregó que en menos de tres meses hubo una devaluación cercana al 25%.
Además, Moreno mostró su preocupación porque “en el sector avícola el componente importado de uno de los principales insumos, el alimento balanceado, supera el 85%, el impacto en la estructura de costos es elevado, de hecho a marzo superaba el 20% de impacto en el costo”. Esto sin duda explica mejor porque el precio del huevo está elevado.
Por otro lado, En declaraciones dadas a la revista Dinero, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, explicó cómo el precio del dólar y el confinamiento por el virus podrían afectar el mercado: “Hay dos choques de naturaleza económica, uno de oferta, la caída del comercio y la mitigación de las cadenas globales de valor. Un frenazo de la actividad económica producto de las medidas de contención. Pero al mismo tiempo puede generar un choque de demanda, en el que la población reduce sus actividades de consumo y presiona la dinámica económica hacia abajo”.
“Es difícil entender cuál de los dos choques va a predominar. Mi sensación es que en el corto plazo no vamos a ver aumentos importantes en la actividad de precios, probablemente si esto se materializa va a tomar un poco más de tiempo”, terminó Mejía.
Ver infografía '2020 aumento de precios'
Lo que revelan las cifras
Por otro lado, en informes de Centroabastos se puede apreciar, que si bien no hay un alza descomunal en los precios de los productos, sí hubo comentarios en los que se registra una cierta afectación por la COVID-19:
Por ejemplo, el 25 de marzo, durante el inicio de la cuarentena obligatoria, el informe de Centroabastos registraba que la actividad a nivel metropolitano se reducía de manera significativa en el mercado.
El informe del primero de abril, calificó como lentas las actividades comerciales de la Central de Abastos y aseguraba que ese día se “redujo de manera significativa el acopio de productos frescos, así como la afluencia de comerciantes y clientes”.
En el documento del 15 de abril, nuevamente se juzga la jornada como lenta, “se reducen de manera importante los despachos de mercancía hacia otras zonas del país y el intercambio comercial se centra en especial hacia mercados del Área Metropolitana que también presentaron caída significativa en su dinámica”.
Si se contrastan las opiniones de los expertos con los informes de la Central de Abastos se pueden encontrar similitudes, que sin duda como lo predice el Director de Fedesarrollo, más adelante esta situación puede traer repercusiones para los precios de la canasta familiar.