Fotos portada: Plataforma
A finales de los años 70 y luego de verse obligado a abandonar su tierra en el municipio de San Andrés, en la provincia García Rovira de Santander, por el conflicto que crecía en el país por el nacimiento de grupos paramilitares y guerrillas, el campesino Pablo Carvajal decidió tomar el consejo que le dio su pareja de ese momento: viajar a Bucaramanga para evitar ser asesinado por los actores de la violencia.
Atrás quedaron su bandola y su repertorio con canciones como La cucharita y El chaflán que interpretaba a las mujeres para enamorarlas, y sus cultivos de trigo, frijol, alverja, cebada y caña. En La Ciudad Bonita se instaló en una casa de un tío suyo ubicada en el barrio La Universidad, y en 1980 mientras era recolector de basura en la ciudad, se enteró una tarde por un amigo que estaban vendiendo un local en la comuna 16 de la capital santandereana, detrás de lo que actualmente es Neomundo. Motivado con retomar su vida en el campo, lo compró ese mismo año.
Allí sembró yuca, maíz, frijol y piña, y al año y medio de haberlo comprado, lo primero que construyó en aquel terreno baldío y empinado fue un rancho de cartón y láminas de zinc para su posada.
Al pasar los meses fue construyendo sin la aprobación de un curador urbano más casas para quienes llegaban con la intención de quedarse, sin embargo, por otro lado, según la alcaldía de Bucaramanga el barrio Los Guayacanes nació por el acuerdo de seis familias: Bautista, Castellanos, Becerra, Rincón Jaimes, Mosquera Quiroga y Carvajal Bohórquez.
Con la llegada de más personas a este sector y por lo tanto la construcción de otras casas, se inició una lucha por parte de los habitantes por el reconocimiento de esta urbanización como un barrio legalmente constituido para acceder a los beneficios que esto implica en favor de la calidad de vida de los ciudadanos. Este largo proceso inició en la década de los ochenta y hasta el 2021 en la administración de Juan Carlos Cárdenas fue reconocido en el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público como un barrio más de la ciudad.
Algunas de las casas que hacen parte del barrio 'Los Guayacanes'. Foto: Plataforma.
Este barrio fue uno de los más de 15 que durante el periodo de Juan Carlos Cárdenas fueron legalizados. Para el señor Pablo Carvajal, haber fundado Los Guayacanes lo reconforta, a pesar de que aún no cuenta con un salón comunal, ni una escuela para los niños que viven en el sector, por lo que tienen que desplazarse hasta el barrio La libertad.
El nombre del barrio nació por la gran admiración que tiene el Señor Pablo por los diferentes colores de los Guayacanes, y a sus 87 años su día a día lo pasa feliz en el barrio, deleitándose con el sonido de los pájaros que llegan, silbando y disfrutando de la compañía de sus 4 hijos, que tienen dentro del barrio unos pequeños negocios de venta de comida para quienes visitan el parque del Bosque de Lagos de Cacique del sector.