Edición gráfica: César Hernando Flórez León / Plataforma Digital UPB
“La sensación es como si lo tomaran a uno de los hombros y lo sacudieran. La otra vez estuve en una cueva indígena a 20 metros de profundidad y ese día sentimos que las piedras se movieron y cuando llegamos al pueblo nos preguntaron si habíamos sentido el temblor”, así narra Nelson Ramírez, un guía turístico del municipio de Los Santos, en Santander, para referirse a los temblores que se presentan en promedio hasta ocho veces al día en esta localidad.
Contrario a lo que sucede con algunos habitantes del área metropolitana de Bucaramanga, quienes ante algunos movimientos telúricos manifiestan angustia, Ramírez asegura que se siente seguro a pesar de que está en el lugar más cercano del foco.
Se trata del nido sísmico de Bucaramanga, ubicado en la zona central del departamento de Santander, donde ocurren -en teoría- un promedio de ocho temblores al día. Los habitantes de los municipios cercanos, incluyendo el área metropolitana, han sentido el movimiento de la tierra desde que tienen memoria.
Sin embargo, en los últimos 20 días, estos sismos han sido más intensos y frecuentes, causando temor en la comunidad de las diferentes poblaciones aledañas.
Para Francisco Velandia, PhD. en Geología con énfasis en Hipertectónica y Geomorfología de la Universidad Nacional, el nido sísmico es “un foco permanente de movimientos que fracturan una placa tectónica rígida que se hunde al interior de la tierra” y cuyos sismos -que se mantienen entre 4 y 5 grados en la escala de Richter- son catalogados como comunes.
En el 2019 se registraron 2.746 sismos y en lo que va corrido del 2020 esta cifra asciende a 1.755. Cabe aclarar que no hay una forma de predecirlos, sino que existen estudios geotécnicos que pueden generar estimados del comportamiento de la zona estudiada, Indicó Velandia.
“Los santandereanos debemos ser conscientes del medio geológico que habitamos y hay que asumir conductas de prevención. Recomendable también adoptar las medidas del Sistema de Gestión de Riesgos”, recomienda el experto.
Acciones de prevención
En la capital santandereana el Plan de Gestión del Riesgo abarca 41 factores que pueden ser atendidos, incluyendo fenómenos naturales y eventualidades provocadas por sismos, a través de los simulacros.
Según el relato de Luis Ernesto Ortega, Coordinador de esta Unidad, el sismo registrado el 7 marzo de 2015 provocó en algunas viviendas fisuras en su estructura.
“En el último simulacro masivo que se realizó el 3 de octubre del año pasado, participaron 160 mil personas, incluyendo los 76 mil estudiantes de los colegios públicos de la cuidad. La idea de generar estos actos es que los habitantes puedan replicar la información con las personas que conviven y elaboren un plan familiar de gestión de riesgo con lo aprendido”, agrega Ortega.
También hay que tener en cuenta que, si al núcleo familiar lo sorprende un sismo estando en el hogar, lo primero que se debe tener en cuenta es la calma y evacuar hacia un punto de encuentro determinado. En caso de estar fuera de la residencia, se deben buscar vías de comunicación para reunirse en un punto previamente acordado, evitando en lo posible las salidas vehiculares ya que son las que más se congestionan en estos eventos.
El nido sísmico de Bucaramanga es el segundo más activo en el mundo luego de Afganistán y todos sus epicentros se registran a una profundidad media de 150 kilómetros.