Fotos tomadas de Instagram @fritosudao
El vocablo francés souvenir hace parte del diccionario de la Real Academia española (RAE) y define todo aquello que se adquiere en algún lugar a modo de recuerdo, es decir, como un regalo de demostración de que usted pensó en alguien especial durante su viaje. Los souvenirs resultan muy populares en todo el mundo porque ayudan a preservar la cultura tradicional al proporcionar una conexión entre la población local y sus raíces.
Frito Sudao es una empresa de souvenir, ubicada en el barrio la Libertad de Barrancabermeja, en ella se producen objetos únicos y decorativos creados a partir de la digitalización de imágenes, frases y lugares reconocidos de la capital petrolera de Santander, y algunos otros lugares del país. Pablo Reinel, barranqueño y creador de la marca es reconocido por ser publicista en la ciudad y por más de 19 años de profesión le decía a la gente qué hacer con su dinero y cómo invertirlo para que sus negocios fueran rentables, además de asesoramiento en temas de imagen corporativa, y como dice él, “qué irónico es a veces que uno siendo asesor, no sea capaz de tomar sus propios consejos”.
Comenta Pablo que Frito Sudao nació cuando se encontraba en el Aeropuerto Yariguíes, de la ciudad petrolera, esperando a salir de viaje y quiso comprar algo para llevarle a sus amigos, pero se dio cuenta de que en el lugar no encontraba detalles que lo identificaran como persona, dice, además, que, “en las tiendas de souvenir del aeropuerto no parece que los pueblos existieran, o sea, solo existe Bogotá, Cali, Barranquilla o Medellín”, es aquí donde empieza su revolución por hacer una tienda de recuerdos con un toque más de él y menos de lo común.
Barrancabermeja es una ciudad calurosa, por su cielo color bermejo, por su gastronomía que entre otras ha sido una adaptación de la comida colombiana en general, esto porque ha acogido a lugareños de diferentes rincones del país por ser la sede de la refinería más grande del país. La también conocida como capital del petróleo está a uno de los costados del Río Magdalena de aquí sus platos más típicos que sustentan a más de una familia gracias a la pesca del bocachico, mojarra, bagre, vizcaína y comelón; y claro, el infaltable plato frito/sudado insignia de la ciudad (para la preparación de este plato se considera que sea de preferencia bocachico, que primero se frita y luego se cocina en una salsa de guiso y coco). Pablo recuerda que “la gente antes, para llevar un regalo a un paisano de otro lugar le llevaba una cava de bocachico con suero y un cuarto de queso, eso era lo que llevaba uno incluso para Bucaramanga a la familia o amigos que viven allá”.
En la tienda se pueden encontrar objetos como pocillos, imánes, placas, tote bags, camisetas, agendas y
otros artículos inspirados en los sourvenir barranqueños.
En la tienda de Frito Sudao se encuentran pines para pegar en las prendas o bolsos, pocillos, llaveros, destapadores, agendas, camisetas, pañoletas y un gran número de objetos que comparten y hacen recordar lugares y frases comunes de la ciudad. “La gente me dice que no vienen solo porque sea la única tienda de sourvenir, sino porque las hacen reír, porque terminan identificándose y recordando viejos tiempos”, afirma Reinel.
Muchos de los que han visitado o han vivido en Barrancabermeja recuerdan con aprecio lugares como El Muelle o El Llanito para ir a comer pescado, el Cristo Petrolero con sus dinosaurios en hierro, El Propio donde venden milo frío, la Panadería Sonia famosa por sus panes de bolita, los fritos del Yariguíes y muchos lugares más que hacen parte no solo de la cultura barranqueña, sino que también se convierten en las imágenes que llevan los productos de Frito Sudao y para su creador son como obras de arte porque en ello está implícita su ciudad. Reinel concluye que, “la gente cuando se pone una marca cualquiera, se está poniendo es una marca nomás; en cambio cuando se ponen una prenda nuestra se están poniendo es una ciudad, una tradición, memorias, recuerdos… todo”.
Pablo estuvo viviendo un tiempo por fuera del país y se dio cuenta de que lo que más extrañaba de Colombia o de su “tierra”, era la gastronomía “ese pollito o la carne sudada, la caribañola, la arepa huevo, el chorizo, mejor dicho, todo lo que solo se ve en Colombia o más específicamente todo lo que uno no ve por fuera”. Y refuerza, “después de que uno extraña la comida, empieza a extrañar los parches: andar en chanclas por el barrio, irse a tomar una cervecita en bermuda en alguna tienda, o ir con los amigos a comerse una picada. Nosotros tratamos de que haya mucho de esos códigos culturales, de ese ADN barranqueño para que vaya implícito en nuestro suvenir” porque según el:” Todo lo rico de Colombia o es frito, o es sudado, pero es mucho mejor si es frito sudao”.