Fotos: Laura Pérez y Andrés Chaparro
Más que una expresión artística, el teatro se convirtió en una forma de vida para muchos bumangueses; sinónimo de desarrollo y crecimiento para la ciudad. Pero no solo en los espacios culturales, sino también en la construcción del tejido social. Otra manera de reflejar la creatividad en una puesta en escena.
En este 27 de marzo, en conmemoración del Día Internacional del Teatro, algunas voces bumanguesas comparten sus apreciaciones sobre la actualidad del medio artístico y el “oscurecer de las funciones”.
El consumo de obras teatrales en el área metropolitana de Bucaramanga se ha quedado en las mismas personas que lo estudian, lo hacen y recrean, opina Laura Pérez, estudiante de la Escuela Municipal de Artes de Bucaramanga (EMA). Cuenta, además, que es urgente educar a los públicos, ya que en repetidas ocasiones las salas no se llenan porque las personas no conocen su dinámica, por lo tanto, es importante saber qué le gusta al público; es el nuevo desafío para una audiencia inmersa en lo digital.
Germán Castro Blanco, director del Teatro Libre de Bucaramanga, considera que “en la ciudad esta expresión continúa presentándose, pero somos islas, es decir, no hemos adoptado la conciencia de un calentamiento de sala, puesto que no hay una continuidad en las temporadas de las obras. Al menos, una propuesta mensual para estar a la par con Bogotá, Medellín y Cali”, agrega que las quejas por los espacios son constantes en la Mesa Sectorial, pero desde una postura actoral “el teatro se puede hacer en todas partes y cuando uno quiere hacerlo”.
Las desventajas de los grupos están en todo el país, lo que genera una escena local politiquera y competitiva, debido a la falta de recursos para los proyectos, al proceso formativo dirigido solo para los artistas y no para los públicos. Por este motivo, no pueden esperar vivir completamente del arte, comenta Paula López Arciniegas, productora del colectivo A ver Teatro.
Para Cristian Fauricio Corzo Álvarez, director del teatro Centro Industrial del Diseño y La Manufactura SENA (CIDM), “hacemos una simulación de teatro universitario. No tenemos los recursos ni auditorio, recreamos el escenario en la cafetería con elementos asequibles porque no hay ni telones. Hay poca visibilización en los centros educativos, como este caso”. Para Juan León, estudiante de la EMA, hay una motivación mayor para seguir en este cuento. Afirma que el público es bacano, así como las personas que participan y abren sus propios espacios para hacer arte, pero falta promoción en los espectáculos, “las personas que se mueven en este medio es por amor a lo que hacen”.
En ese sentido, Andrés Chaparro, exmiembro del Teatro UIS, expresa que los colectivos existentes en Bucaramanga son pocos para lo que demanda una ciudad, una de las razones, los artistas se acostumbraron a un reconocimiento, si no fuera así la cultura estaría más despierta. También hay poca programación y conciencia de consumo, “no tiene sentido cobrar por conocer un teatro, eso no motiva a las personas”.
Foto: Andrés Chaparro
Jaime Alfonso Lizarazo Bautista, director de la Corporación Taller de Teatro Jaulabierta, piloteó durante la última década al Teatro Coliseo Peralta. Según cuenta, esta fue una labor que realizó con Yamile Manrique y que finalizaron en el 2022. Relata que la programación de los festivales de Santander se llevó a cabo allí. Además, se contó con el apoyo del Ministerio de Cultura; la mayoría de los grupos que se presentaron fueron locales, aunque también hubo presencia de grupos nacionales e internacionales. Uno de los detalles que resalta es que se crearon diez obras y algunas de ellas fueron ganadoras de becas departamentales y, más importante aún, que la mayoría de la programación fue gratuita, “fuimos felices”, asegura.
En este día, el Internacional del Teatro, rememora que “las paredes de tapia fueron espectadoras de amores, desamores, fiestas, etc. El teatro es constancia; una opción de vida, aprender el oficio. Si me preguntaran a quiénes les pertenece este lugar (Teatro Coliseo Peralta) diría ‘a los jóvenes de esta ciudad sin importar su estrato socioeconómico’”.
Lo paradójico es que el Peralta, aun siendo una joya patrimonial, no tuvo la atención debida y parte de su estructura se fue al piso. Algo que limita aún más los espacios para los artistas y teatreros de Bucaramanga y el área metropolitana.
Hoy, en la conmemoración teatral, sigue latente el reclamo de mayores espacios y más apoyo para que el arte sea protagonista en la capital santandereana.