Carlos Daniel creció en una familia humilde que residía en el barrio Estoraques, de Bucaramanga, y desde muy pequeño fue un niño inquieto y travieso. Uno de sus mejores pasatiempos era ir a bañarse en los balnearios cercanos, pero a su corta edad nunca se arriesgó en las partes más profundas porque no sabía nadar. Por esto su madre lo inscribió a diez clases de natación en el Parque Recrear de Las Américas, donde el entrenador Luis Calderón lo observó y se dio cuenta que tenía la contextura y todas las condiciones para competir en el más alto nivel del deporte paralímpico.
Su entrenador cuenta que comenzó a prepararlo física y mentalmente todos los días de la semana con la esperanza de que representara a Colombia en competencias internacionales, pero dice que “no fue fácil porque al principio Daniel era indisciplinado con sus ejercicios y estuvo a punto de retirarse del deporte debido a las estrictas tareas que le ponían”.
Sin embargo, siguió con sus entrenamientos, debido a la gran insistencia del entrenador y de su madre, quienes le advertían que sus esfuerzos y sacrificios iban a traer beneficios tanto para él como para su familia. Las palabras de Sandra y de su técnico resultaron ciertas porque en la actualidad, Carlos Daniel Serrano es el deportista con más títulos internacionales en la historia de Colombia. Entre sus logros destacan, tres medallas paralímpicas en los juegos de Río de Janeiro 2016, cuatro en Tokio 2020, y múltiples preciadas en los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015 y Lima 2019.
El profesor Luis Carlos describe a su pupilo como “un guerrero que a pesar de la discapacidad que padece desde niño, se esfuerza cada día para ser el mejor y nunca se rinde sin importar los obstáculos que le impone la vida”. Además, se siente orgulloso de entrenar a un ser humano consciente de su potencial, que no se conforma con ningún título obtenido, sino que siempre busca alcanzar nuevos retos.
El periodista Fernando Orduz lo entrevistó en el 2015, justo después de haber ganado su primera medalla de oro e imponer un récord mundial con solo 17 años; en ese momento, Orduz, además de describirlo como un deportista que a su corta edad tiene la madurez y responsabilidad de una persona de gran experiencia, también resalta su parte humanista, “Daniel Serrano vive y muere por su familia y todo lo que ha logrado es el resultado del trabajo duro realizado a través de los años”.
Otro aspecto para resaltar de “Dani”, como es llamado por los más allegados, es la sencillez que conserva, así afirma su prima y amiga, Michell Buitrago, diciendo que “a pesar de ser una persona muy reconocida a nivel mundial, sigue con la misma humildad que tenía cuando era un desconocido”. Es recordado por su círculo cercano al organizar fiestas para celebrar las victorias que consigue en alguna competencia internacional, donde acostumbra a beber algunas copas de licor y disfrutar con sus seres queridos.
Su prima también recuerda el cambio drástico que tuvo Carlos Daniel al momento de iniciar en el mundo de la natación, expresando que “pasó de ser una persona desordenada en el estudio a modificar su personalidad, comenzando a enfocarse en las metas y objetivos que se planteaba tanto en el colegio como a nivel deportivo”. Además, lo describe como una persona afectiva que toma sus decisiones en torno al bienestar de su familia.
Su madre enfatiza la importancia de Jesucristo en la educación de su hijo, y cuenta que lo llamó Daniel por ser un nombre bíblico que significa: “justicia de Dios”; además, expresa que lo formó con valores cristianos para que fuera un ser humano íntegro y fraternal.
Sin embargo, no todo en su existencia han sido premios y alegrías, su madre cuenta que vivió momentos difíciles cuando le diagnosticaron acondroplasia. Fuevíctima de matoneo por parte de sus compañeros del colegio que se burlaban de su baja estatura, además, ella afirma que “fue difícil para mí ver a mi hijo deprimido y no poder hacer nada para solucionar su problema”, y es en ese momento de angustia que llega la natación y le devuelve la felicidad al campeón paralímpico.
Al momento de empezar a entrenar, Carlos Daniel se llenó de alegría y le surgieron ganas de seguir adelante para conseguir un mejor futuro y ofrecerle a su familia calidad de vida, pero en ese momento cuenta Sandra que su hijo iba regular en el estudio, y fue el entrenador quien lo sentenció excluyéndolo de las competiciones hasta que mejorara. En ese instante “Dani” comenzó a prestar atención a sus clases y realizaba las tareas con la intención de volver a participar en los torneos deportivos.
Después de todo lo que pasó, la madre no solo recuerda las circunstancias tristes que tuvo que pasar con Daniel, sino los días en los cuales juntos pasaron un momento inolvidable. El más significativo para ella fue la medalla de oro de Río de Janeiro 2016, donde afirma que “todo el estadio cantaba su nombre, sin lugar a duda fue una sensación de tranquilidad y orgullo por ver que todo lo inculcado en él dieron frutos para su proyecto de vida”, además, enfatiza que no hay felicidad más grande al observar a su hijo cumplir todos sus sueños.
“Estoy agradecida con Dios por tener un hijo como Carlos Daniel, cada instante que pasó junto a él me hace sentir la mujer más feliz del mundo”, son las palabras de una madre que siente la satisfacción de educar a un ser humano, que con sus éxitos le ha regalado al pueblo colombiano alegrías y títulos que lo ubican en la parte alta del escalafón, lugar donde se encuentran situados los deportistas más importantes en la historia paralímpica mundial.