Foto Portada: Twitter Hernán Peláez - Fotos apertura: Archivo personal Familia Montanini
En Bucaramanga se ha sabido aprovechar el talento de los jugadores extranjeros, en especial los argentinos, que llegan al equipo de fútbol de la ciudad con 73 años de historia llevando alegrías, pero también decepciones. Miguel Oswaldo González, Jorge Ramoa o Pedro Manuel Olaya son algunos de los que se han ganado el corazón de los hinchas ‘leopardos’; pero antes de todos ellos, hubo uno que llegó sin saber que se convertiría en la máxima leyenda del Atlético Bucaramanga y se ganaría el corazón de toda la hinchada: Américo José Montanini Ruetti.
Montanini está a punto de cumplir 90 años en el mes de abril. A este ‘porteño’, nacido en el año de 1933, jamás se le pasó por la cabeza que terminaría convertido en el máximo ídolo de toda una ciudad y de uno de los equipos más longevos del fútbol colombiano.
Las categorías inferiores de River Plate fueron el principio de la extensa carrera de Américo. Llegó hasta la tercera categoría del club ‘millonario’ y en ese entonces compartió vestuario con otro joven que se convertiría en uno de los grandes del fútbol mundial en los años 50 y 60: Enrique Omar Sívori. Sus mentores en River tenían grandes creencias y expectativas en él, pero tenía por delante a un “killer” como Ángel Labruna (quien después se convertiría en máximo goleador de River Plate y en máximo ídolo del club), razón por la que Montanini tuvo que ir a probar suerte fuera de Buenos Aires y de Argentina.
Los años 50 fueron los peores para el fútbol colombiano en lo económico y en lo competitivo. Al país llegaron futbolistas poco conocidos en sus países de origen, pero que gracias a sus goles se ganaron un lugar preferencial entre las hinchadas; este fue el caso de Montanini al llegar a Colombia. Llegó a Bucaramanga en 1956 por recomendación de Felipe ‘El judío’ Stemberg, defensa argentino con pasado en Atlético Bucaramanga y en Millonarios, quien ya conocía a Américo desde su estadía en River Plate.
Desde el primer día, Américo José encajaría en la táctica del entonces entrenador Norberto Juan Peluffo. Gracias a su dominio, manejo de balón y su capacidad de definición, Montanini se ganó el cariño de la hinchada ‘auriverde’ a base de goles de antología. Además, fue compañero de equipo de otros dos argentinos que también pusieron su sello en la historia del Bucaramanga: el defensor Hugo Alejandro Scrimaglia y el volante Roberto Pablo Janiot. Por sus gambetas, amagues cortos y capacidad de definición, Montanini se ganó el apodo de ‘La Bordadora’, sobrenombre colocado por el legendario narrador deportivo Carlos Arturo Rueda en sus transmisiones de fútbol.
América de Cali 1962. Montanini es el cuarto de la fila de abajo, de izquierda a derecha. Foto: Twitter Hernán Peláez.
En 1961 se incorporó a la plantilla del América de Cali, entonces entrenada por ‘El maestro’ Adolfo Pedernera. Aunque la década de los 60 para América transcurrió con campañas muy regulares, Montanini cumplió una destacada labor a nivel individual en las tres temporadas que disputó como jugador ‘escarlata’. Allí compartió campo con distinguidos jugadores de la época como Marcos Coll, el uruguayo Víctor Pignanelli o el paraguayo Adolfo Riquelme.
Tras las tres temporadas jugadas en territorio caleño, regresó a la Ciudad Bonita, a las filas del Atlético Bucaramanga hasta su retiro en 1968. Desde ahí, Américo se enamoró tanto de Bucaramanga que decidió quedarse a vivir y construir un hogar en territorio bumangués. Pero no dejó el fútbol a un lado, ya que inclusive entrenó brevemente al Atlético Bucaramanga en varias ocasiones.
Según las estadísticas dadas por Guillermo Ruiz Bonilla, historiador y estadígrafo del fútbol colombiano, Montanini marcó 178 goles en primera división de fútbol profesional de Colombia: 135 con Atlético Bucaramanga (1956/1960 – 1964/1968) y 43 con América de Cali (1961/1963). Además, en 1958 fue el máximo goleador del Campeonato Nacional Colombiano con 36 goles.
Los hinchas y comentaristas deportivos que vieron el atractivo juego de Américo José Montanini, han destacado su estilo de juego gustoso y ofensivo. Para Hernán Peláez Restrepo, uno de los periodistas deportivos más destacados del país, Montanini era un jugador con dominio de balón completo y táctico. “Sobre Montanini le digo… Para mí, es el mejor jugador extranjero en la historia del Atlético Bucaramanga. Lo conocí desde los años sesenta, bajito de estatura, pero con un gran corazón y buen amigo del fútbol. Integró la mejor delantera del Bucaramanga: Aceros, Coll, Giarrizzo, Montanini y Otero”.
Todos conocemos la faceta de Montanini en lo futbolístico, pero se ha hablado muy poco de su papel como padre, abuelo y familiar. En 1962 contrajo matrimonio con Gloria Hinestroza después de casi 5 años de noviazgo; duraron 46 años de casados hasta el fallecimiento de ella en el 2008. De aquel matrimonio nacieron tres hijas: Claudia, Marta y Gloria; y 3 nietos: María Paula, Camilo Iván y Juan José.
Marta Montanini, una de las hijas de Américo, describe a su padre como “un hombre amoroso, cariñoso, hogareño, tranquilo, dedicado a su esposa, hijas y nietos toda la vida. Mi papá en familia siempre ha sido el consentidor y el consentido, aun con la edad que tenemos las hijas sigue pendiente de nuestras cosas. Mi madre decía que no tenía quejas de él, y yo como hija le puedo decir que tampoco las tenemos; enamorado de sus nietos, juega con ellos parqués, dominó, cartas, se divierten haciendo esto, un verdadero hombre de familia”.
'El goleador' en familia. Foto: Archivo personal Familia Montanini.
Según Marta, también hay un momento favorito en el fútbol para la familia Montanini: “Definitivamente es cuando vamos al estadio, cuando va subiendo por las escaleras del camerino y la gente lo empieza a ver, se paran a aplaudirlo y a gritarle “¡Montanini goleador!”, escuchar la Fortaleza Leoparda cantarle, los tambores de esos músicos con los letreros de mi padre, ver tanta gente emocionada de verlo caminando despacito, saludando a todo el que puede. Es un sentimiento enorme”.
Todavía con su longeva edad, Américo sigue disfrutando del fútbol, siempre teniendo al Atlético Bucaramanga como primera opción. La hija destaca que: “mi papá es un argentino raro (risas) supongo que tiene muchísimo de colombiano; no es de cábalas ni rituales, disfruta todos los partidos de fútbol que pueda ver. Eso sí, siempre su Atlético Bucaramanga por encima de todo, luego el River y la selección Argentina. No se siente muy cómodo cuando juegan las selecciones de Argentina y Colombia en contra, porque quisiera que ambos equipos ganaran, él siempre dice que en estos partidos el que gana es él, porque cualquiera de los dos que gane, él queda contento. Ama inmensamente los dos países en los que ha vivido su vida”.
El cariño que tiene la ciudad de Bucaramanga hacia Américo José Montanini, seguirá perdurando por siempre. Será imposible olvidar a un ser que hizo feliz a una ciudad entera, que sigue disfrutando de los partidos de fútbol y de los cordiales saludos de los bumangueses. Marta Montanini agrega que: “aunque le han dicho toda la vida que es un grande del fútbol, que es el goleador histórico, y todos los comentarios maravillosos que la gente tiene hacia él, mi papá nunca se ha aprovechado de esto en su vida. Siempre ha mantenido su humildad, su forma de ser tan tierna y amorosa, tan buen amigo, tan honesto… Estoy convencida de que estas cosas tan particulares en él, son las que han hecho que la gente a día de hoy lo siga queriendo y que su nombre no se pierda en el recuerdo de los hinchas”.