Fotos principal y portada Revista Meer
Fotos internas tomadas de internet
La Segunda Guerra Mundial dividió la historia de Europa y el planeta entero en dos. Enfrentó dos bandos, los cuales agrupaban a varios países: por un lado, se encontraban las potencias Aliadas, conformadas principalmente por Francia, el Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética, etc.; por otro lado, se encontraban las potencias del Eje liderados por Alemania, Italia y el imperio japonés, entre otros estados.
Esta bélica historia, trajo consigo la muerte de entre 55 y 60 millones de personas. Pero, a lo largo de la guerra hubo personajes que, arriesgando su vida y en contra de sus gobernantes, lucharon por preservar la vida de aquellos que eran señalados y perseguidos por sus diferentes pensamientos posturas, sociales y hasta sexuales.
Un deportista quedaría guardado para la eternidad, no solo por sus títulos en el ciclismo, sino por su gesto heroico en contra de la Italia de Mussolini. Su nombre: Gino Bartali.
Gino Bartali
Como si todo estuviese marcado por el destino, justo el año en el que comenzó la Primera Guerra Mundial, el 18 de julio nació Gino Bartali en Florencia, Italia. Su primer acercamiento con el ‘caballito de acero’ lo tuvo cuando su padre le consiguió trabajo en un taller de bicicletas.
El florenciano debutó en el Giro de Italia en 1935, logrando un decoroso 7° lugar y la clasificación general de la montaña con apenas 21 años. Italia se preparaba para su siguiente figura en el ciclismo mundial. Hecho que confirmase los dos años siguientes, cuando Bartali se adjudicó con los dos títulos de la ronda italiana.
En 1938, año en el cual Gino quería el tricampeonato, Benito Mussolini empezó a tener injerencia en la vida de la nueva figura del ciclismo mundial, con el objetivo de convertirlo emblema del fascismo. Como muestra de la ‘raza superior italiana’, el dictador coaccionó para que dejara sus aspiraciones en el Giro de Italia, y fuera a demostrar su poderío en el Tour de Francia. El objetivo de Mussolini empezó a dar frutos, pues Bartali ganó la ronda gala con 20 minutos de diferencia sobre el segundo.
Debido a la Segunda Guerra Mundial, la actividad ciclística paró por 5 años, pero la vida de Gino no, en realidad fueron los más importantes. Al convertirse, en contra de su voluntad, emblema del fascismo de Mussolini; podía transitar por las carreteras sin inconvenientes, pues se encontraba ‘entrenando’.
Su plan iba más allá. Como nadie podía detenerlo, y en alianza con la resistencia italiana, empezó su labor de mensajero. Debajo del sillín o en el cuadro de la bicicleta trasladaba pasaportes para los judíos italianos, a quienes querían enviar a los campos de concentración en Alemania. Estos pasaportes falsificados ayudaban a escapar a los judíos, quienes se encontraban escondidos en la casa de su entrenador, Fiorenzo Magni.
Fiorenzo Magni
Bartali usó su fama para luchar en contra de la persecución de aquellas ideologías totalitarias e irrisorias. Nunca levantó sospechas, pues aparte utilizaba uniformes donde su nombre se viese claramente, para que, donde acudiera, siempre fuese alabado.
Durante un entrenamiento en la Toscana fue detenido por un oficial nazi que le preguntó si era Gino Bartali. Bartali respondió: "Sí, soy Gino Bartali, tres veces campeón del Giro de Italia". El oficial, un fanático del ciclismo, estaba tan emocionado de conocer a su ídolo que no se dio cuenta de lo que Bartali llevaba escondido en la bicicleta.
Después de la guerra, Bartali se negó a hablar sobre sus acciones heroicas, diciendo que "hice lo que cualquier italiano decente habría hecho". Pero en 2013, su historia salió a la luz cuando fue honrado póstumamente por el Yad Vashem, el memorial del Holocausto en Jerusalén, como "Justo entre las naciones" por su valentía y heroísmo en la lucha contra la persecución nazi.
"Estoy muy contenta del homenaje a mi abuelo que era una persona muy especial. Era un campeón de la vida", declaró Gioia Bartali, nieta de quien fue campeón de tres Giros de Italia y dos Tour de Francia.
Gracias a sus gestos, Gino Bartali logró salvar la vida de cerca de 800 personas, quienes no tenían esperanza y que creían que lo quedaba era sufrimiento, tortura y castigo no justificado. Sin duda, un héroe que corría en bicicleta.