Foto portada cortesía Teatro Santander y foto de artículo tomada del Twitter de Marcela Valencia @marcevalenciar
“Para no seguir matándonos todos los días por ser nadie”, suplica Alegría de Sosa, mientras dirige su mirada de incertidumbre a su agresor, Salvo —quien la mató y no respondió—.
Salvo Castello es el protagonista de una obra que retrata la confrontación entre la verdad y el perdón, en una partida por alcanzar la reconciliación.Labio de liebre, una producción escrita y dirigida por Fabio Rubiano, relata la historia de Salvo, un hombre condenado a una pena de tres años en un país de invierno eterno. Tras múltiples masacres, homicidios y violaciones ha sido extraditado a otro país, donde es visitado por un grupo de personas que parece no identificar: sus víctimas.
“Cuando nos pusieron en fila, dijeron que iban a matar a los niños primero, y yo les dije: ¡Noooooo! A los niños no, por favor”, es una de las desgarradoras intervenciones que hace la actriz Marcela Valencia durante la obra. Marcela Valencia interpreta a Alegría de Sosa, una madre campesina de tres hijos que tiene a su marido desaparecido. Es uno de los fantasmas que visitará a Salvo para pedirle —exigirle— que recuerde su nombre. Se busca el reconocimiento de las víctimas, el esclarecimiento de la verdad y la sensibilización para la no repetición.
En la obra aparece la historia de un niño que pierde su cabeza y la trama no es muy lejana a nuestro contexto colombiano, entonces: ¿cómo surgen los personajes de la obra? ¿Son personajes que al revisar la historia de Colombia podríamos encontrar?
Marcela Valencia: Los personajes reflejan no a una persona específica o a una familia específica, pero sí es algo que le puede pasar a muchos campesinos, a personas en los territorios.
Al leer la trama de la obra, inevitablemente remonta a los hechos de violencia surgidos en Colombia. Y en un momento tan trascendental para la historia de la paz en Colombia, ¿qué importancia merece el hecho de hacer memoria y recordar la historia que ha atravesado el país?
MV: Yo creo que los artistas —ya sea de literatura, artes plásticas, cine y demás áreas en el campo del arte— hablan del universo que los rodea, así los pasen a una ficción. Entonces, desde el arte, cuando se hace memoria es más importante, porque le impacta más a la gente, les llega más el mensaje. Porque todos sabemos que la violencia en Colombia existe y todos los días lo vemos en los noticieros. Por ejemplo, desafortunadamente, a diario hay noticias de líderes sociales muertos, pero es diferente con el arte.
Cuando uno ve la exposición de Jesús Abad Colorado se le revuelve todo por dentro y me imagino que eso causa Labio de liebre. También está el ejemplo de Doris Salcedo cuando hace su propuesta plástica. Entonces, me parece muy importante que desde el arte se puedan mostrar estos temas, por ejemplo, nuestra obra que tuvo alcances internacionales y se pudo mostrar lo que es Colombia. Sobre todo, cuando los medios nacionales tratan de tergiversar la información y decir que acá en Colombia todo está bien.
En determinado momento, su personaje dice la frase “póngase en nuestros zapatos”, ¿el impacto que busca alcanzar esta frase es conmover a un público en su totalidad?
MV: Más que una frase mía, es una frase de Fabio Rubiano que es el dramaturgo, pero preguntándome a mí como actriz, yo creo que en Colombia lo que más nos tiene jodidos es el odio entre nosotros, esa imposibilidad de ponernos en los zapatos del otro. El hecho de pensar que a mí el gobierno de turno no me afecta, sin pensar si le afecta a alguien. A mí en lo personal me afecta que haya una cantidad de jóvenes que no tengan estudio, que niños mueran por desnutrición, que haya desigualdad y corrupción.
A mí, Marcela, no me afecta en mi vida directamente, es decir, yo no dejo de comer por eso, tampoco dejo de hacer mis cosas. Pero si uno piensa así, por eso estamos como estamos. Entonces, cuando la gente se pone en los zapatos del otro, sea mamerto o guerrillero —yo realmente no logro entender esas categorías—, o no me veo en ninguna de esas, yo sólo me veo como una persona a la que le interesa que su país salga adelante, que los jóvenes puedan estudiar, que las personas puedan comer mínimo tres veces al día. Yo no sé si eso es una locura pensarlo.
Algo cautivador es cómo tratan de representar no una familia ideal, sino la viva imagen de una familia común. Una familia perfectamente imperfecta que sufre discordias, ‘agarrones’ y malentendidos, ¿la obra podría lograr sensibilizar a los victimarios y las víctimas de tratos violentos en los hogares?
MV: Sí, Fabio lo dice precisamente, porque el hecho de que a una familia la violenten no quiere decir que en esa familia todo era perfecto. A ninguna familia, sea la familia que sea, pueden entrar a masacrarla y a quitarle sus tierras, pero todas las familias tienen errores. Por ejemplo, en la obra Alegría de Sosa se hace la de la vista gorda con el abuso de su esposo a su hija, y esas cosas pasan muchísimo. Entonces, es simplemente usar el horror que le puede pasar a una familia, pero mostrar a una familia humana, que llora, ríe y comete errores. No por el hecho de ser víctima, entonces, todo es perfecto.
Una de las escenas de la obra que también se pudo ver en el Teatro Santander. Foto: cortesía Teatro Santander.
Durante un momento donde instituciones y entidades como la Comisión de la Verdad cumplen un papel trascendental en la restauración de la paz, ¿qué papel cumplen las manifestaciones culturales en los procesos de reconciliación?
MV: El arte en todas sus manifestaciones es vital y necesario para la humanidad. El arte siempre ha atravesado las grandes tragedias, por ejemplo, las dictaduras y guerras. Siempre el arte está ahí y permanece. Entonces, me parece que es importante y necesario. Por ejemplo, el teatro y el cine reflejan esos acontecimientos que han vivido las personas, lo vemos con La noche de los lápices y con el Holocausto Nazi. Mejor dicho, sin el arte muchas cosas no se sabrían.
Tras la publicación del informe final de la Comisión de la Verdad, ¿cree que la obra tendrá mayor alcance que hace unos años en nuestro país?
MV: Eso depende, porque Labio de liebre se estrenó en el 2005 y estamos en el 2022, es decir, han pasado 17 años y sigue siendo, digamos, actual. Sigue llenando salas, sigue saliendo golpeada por una realidad; entonces, yo no podría decir como: “oiga, esto va hasta aquí y ya”. Por ejemplo, una obra como La Candelaria Guadalupe años sin cuenta se estrenó hace como cuarenta o cincuenta años y todavía uno va a esa función. Yo pienso que llegará un momento donde el mismo Fabio como director dirá: “Bueno, no más Labio de liebre”, porque nosotros hemos tenido obras que ya dejan de estar dentro de las temporadas. Pero, Colombia está en una transición a un nuevo gobierno y el gobierno anterior no nos dejó bien parados económicamente, o sea, Colombia está en un momento muy difícil. Entonces, no podría decir si Labio de liebre va un año más o dos.
¿Cómo podría contribuir al ejercicio del perdón y la reconciliación?
MV: Cuando se presenta el arte, el público va una vez y crea como una memoria, por eso les da tan duro y mucha gente llora, pero, por qué no lloran viendo el noticiero donde todos los días se ve que mueren personas y muchas tragedias pasan en este país. Entonces, uno ve noticias en el televisor o entra a redes sociales, ve desaparecidos y dice: “Ah, ya”. Por ejemplo, hay un muchacho que lleva un tiempo desaparecido que se llama Camilo, es un líder ambiental y uno dice: “Ah, ya”. Pero al ver la exposición de Abad Colorado se le arruga el corazón y sale pensando, “¿cómo es posible que esto pase en este país?”. O, por ejemplo, en las películas gringas donde se ve el Holocausto Nazi, uno dice, “Dios mío, pero cómo es posible que esto se haya perdido”. Yo no sé la humanidad en qué cambiará, pero lo peor de todo es que siguen las guerras.
Lo único que espero es que Labio de liebre sea un granito de arena para que la gente haga memoria de lo que fue nuestro país y que, a partir de ahí, algún día Colombia lograra la paz.
¿Cree que los jóvenes participan en los espacios promovidos por el teatro? ¿De qué forma se podría lograr una mayor asistencia?
MV: Yo lo único que creo es que se deben seguir invitando. Las universidades son un nicho —grupo de personas que posee necesidades insatisfechas— donde la gente está joven y quiere aprender. Se reúnen, hablan y generan una cantidad de movimientos, algunos, por ejemplo, tienen periódicos. Es ahí donde yo creo que ustedes mismos tienen la respuesta, porque el público de estudiantes es el menos asistido a estos eventos. Y para mí, un público desprevenido es el mejor público, pero no sé si también pueda ser el costo una de las razones por las que los estudiantes no asisten a los teatros. Sin embargo, hay muchas universidades en las que los estudiantes están muy bien económicamente y tampoco van. En las estadísticas lo vemos, los que menos asisten a los teatros son los estudiantes, pero si uno les lleva las obras a las universidades llegan en masas y eso no pasa en las salas de teatro.
Hablando del acceso a estas manifestaciones, en Colombia es muy común ver que el arte es presentado en las zonas principales del país, —un claro ejemplo es la facilidad de acceso a los teatros en las ciudades como Bogotá y Bucaramanga— pero, ¿cómo llevar el teatro, o cualquier manifestación artística, a esas zonas que han sido foco de violencia en Colombia?
MV: En ese caso, las alcaldías de cada municipio deberían fomentar la apertura a estos espacios culturales, porque un grupo de teatro no se puede financiar una gira. Y acá aparece un problema muy grave de circulación, porque es más fácil que un grupo de teatro haga una gira internacional a una gira nacional. Y eso para mí, realmente, es voluntad política.
¿Qué se viene para el Teatro Petra ahora? ¿Seguirán vigentes los temas de verdad, perdón, reconciliación en las obras que próximamente se presentarán al público?
MV: Ahora está presente el tema de los desplazamientos, todo lo que ha pasado en los territorios y se retrata en la obra Historia de una oveja. Aunque nosotros ya entramos a trabajar en algo un poco diferente. Seguramente, todo lo que pase en el país siempre nos repercutirá y Fabio siempre está hablando de eso, no sé si de víctimas, pero sí de lo que pasa en nuestro país. En estos momentos, precisamente, él quiere darle un vuelco a eso, eso no quiere decir que no se vayan a tratar temas importantes, pero Fabio sí quiere salir un poco de ese tema.
VUELVE. Desde este miércoles LABIO DE LIEBRE en el Teatro Petra. Compras https://t.co/5jRZDJfNKV , reservas por mensaje directo. Una obra que todos amamos.pic.twitter.com/uxNYUhrGJq
— Teatro Petra (@TeatroPetra) August 15, 2022