Fotos por Zaidy García
Cuando la violencia arrasó con parte del pueblo barranqueño se llevó consigo madres, padres, hijos, tíos… no hubo una pizca de clamor ni compasión por nadie, porque “la guerra destruye al ser humano y al primero que destruye es al que la ejecuta, la determina, la financia o se beneficia de ella”, expresó Lucía González, gestora social y cultural e integrante de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición durante el encuentro ‘La memoria del viento’, que se realizó en Barrancabermeja, Santander, en 2021, donde hizo un llamado a la reconciliación y la no repetición del conflicto armado en el Magdalena Medio.
El proyecto Encuentros para la comprensión del conflicto armado en el territorio y reescritura de nuevas narrativas hacia la convivencia y la paz, a través de la cátedra Voces narrando la paz busca la construcción de nuevas narrativas sobre lo que sucedió en el país en medio de la guerra a través el arte, según compartió Cristian Ceballos profesor de la Facultad de Diseño Gráfico, uno de los líderes del proyecto.
“Para ello tenemos cuatro enfoques. Particularmente, en Barrancabermeja existe un enfoque hacia las artes escénicas, otro hacia el componente audiovisual, uno hacia lo que tiene que ver con la construcción sonora y hacia el componente gráfico”, agregó el docente.
Este trabajo se desarrolla con los estudiantes de décimo y undécimo grado del colegio Ciudadela Educativa del Magdalena Medio, en el puerto petrolero, y el pasado 23 de marzo tuvo su segundo encuentro. Junto a Ceballos, también están los profesores Ledis Bohórquez —quien lidera la iniciativa—, Diana Carolina Gómez y Héctor Mauricio Gómez, todos de la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Bucaramanga; además, cuentan con el acompañamiento del Colectivo Magdalenas quienes extienden esta labor al municipio de Yondó (Antioquia) y al corregimiento El Llanito, de Barrancabermeja.
“Actualmente, estamos haciendo un análisis de cómo la narrativa gráfica ha ido evolucionando en el marco de los distintos conflictos armados alrededor del mundo y a partir de este ejercicio, buscamos que los estudiantes den un vuelco hacia esa construcción gráfica y luego de relacionar la narrativa con el conflicto construyan una que aborde la paz, la convivencia y la no repetición, esto con el fin de visualizar y comprometer a las nuevas generaciones con la convivencia y la paz”, añadió Ceballos el día posterior.
Por otro lado, Diana Carolina Gómez, docente de la Facultad de Psicología, estuvo encargada de abordar el enfoque diferencial y cómo este, en tiempos de conflicto armado, hizo que la violencia se concentrara en algunas regiones, lo que tuvo implicaciones en la comunidad LGTBIQ+, en la población étnicas, en las personas en condición de discapacidad y, sin duda alguna, en las mujeres. “Hay poblaciones que además de ser mujeres lesbianas son mujeres rurales que pertenecen a una comunidad étnica y sufren aún más, es decir, tienen mayor riesgo cuando estas variables se interceptan”, afirmó.
Para abordar los impactos que tuvo el conflicto en dichas comunidades, se realizó un ‘museo conceptual’ con los estudiantes. “En ese museo queríamos que los estudiantes supieran en qué consiste el enfoque diferencial y en qué consiste la interseccionalidad”, compartió Gómez.
Agregó que de esta manera se buscó comprender “cómo las mujeres fueron afectadas por la violencia sexual; cómo a las personas afrodescendientes se les deshumanizaba llamándolos ‘ganado’ porque, por toda la herencia colonial, se creía que eran más fuertes y podían ser sometidos a trabajos más forzados; cómo, por ejemplo, las personas en situación de discapacidad fueron blanco de los actores armados y muchos de los jóvenes que fueron pasados como ejecuciones extrajudiciales tenían discapacidades y eso, precisamente, los vulneró más”.
De manera transversal el Colectivo Magdalenas realiza un trabajo desde las artes escénicas con niños, niñas y adolescentes, donde se han impartido talleres de danza y teatro que tienen proyectados seis meses de proceso con cada de los grupos que se encuentran participando en el proyecto. “En El Llanito y en Yondó estamos trabajando algunas líneas de expresión de las artes escénicas: danza urbana, danza contemporánea y teatro. Primero desde un enfoque donde los muchachos empiecen a reconocerse, a reconocer su cuerpo, a generar confianza grupal y también que haya un empoderamiento del uso de la voz”, compartió Paola Muñoz, directora del Colectivo.
El proyecto aún está en curso. Por ahora se plantean las propuestas para la creación de un material que permita, a partir de la compresión de qué pasó, plantear qué vamos a hacer con eso que nos pasó como sociedad. Una serie de producciones—ya sea, sonoras, gráficas o audiovisuales— que permitan sembrar, en medio del odio y la agresión que no cesa en Colombia, a pesar de las mitigaciones, una semilla de memoria y paz en huertas que fueron seriamente afectadas por el conflicto y por el barrido social que implicó la violencia.
Encuentros para la comprensión del conflicto armado en el territorio y reescritura de nuevas narrativas hacia la convivencia y la paz, es un proyecto es financiado por el Fondo Multidonantes de las Naciones Unidas para el sostenimiento de la Paz para la apropiación del Legado de la Comisión de la Verdad. La Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Bucaramanga, fue escogida entre más de 850 propuestas presentadas, siendo la única universidad del país, y entidad del oriente colombiano en esta labor de divulgación y apropiación del Informe Final de la Comisión de la Verdad Hay futuro si hay Verdad.