- Periodista: Mariana del Pilar Jaimes Almeyda / Laura Juliana Herrera
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- Edición: Zully Andrea Velazco Carrillo
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De acuerdo con la Ley 1355 de 2009, en Colombia, cada 24 de septiembre se conmemora el Día Nacional de Lucha contra la Obesidad, con el propósito de concienciar a las personas sobre el daño que conlleva, para el organismo, padecer obesidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. “A nivel mundial ha ocurrido un aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa; y un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización”.
Para esta organización, el sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles vinculadas, pueden prevenirse en su mayoría. “Son fundamentales unos entornos y comunidades favorables que permitan influir en las elecciones de las personas, de modo que la opción más sencilla, la más accesible, disponible y asequible sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica, y en consecuencia prevenir el sobrepeso y la obesidad”.
Nancy Lizcano, naturista y trofóloga, considera que el ser humano necesita de tres alimentos: espiritual, emocional y físico, este último se toma a través de la alimentación; por lo cual, marca un derrotero fundamental y prioritario para tener equilibrio en la salud física, la cual va a repercutir en la salud mental; en este sentido, la alimentación es de las banderas de prioridad que el ser humano puede tomar para evolucionar. “Debemos enfatizar que debe ser una alimentación limpia, basada en saber combinar y mezclar los alimentos; así que debemos conocer cómo funcionan los alimentos en nuestro organismo para poderles dar un direccionamiento correcto y que esa alimentación haga una intervención correcta en el organismo para lograr la salud que todos los seres humanos queremos. Mi casa es mi cuerpo, mi templo y yo decido si lo trato así”.
Desde su profesión, habló sobre la complejidad de concientizar a la población sobre los hábitos alimenticios: “cuando ya tenemos una enfermedad, cuando un ser querido está en un cuadro terminal, es cuando tomamos conciencia que nos hemos equivocado; sin embargo, esta pandemia ha hecho una reestructuración de pensamiento y hemos buscado más la parte natural… llegar a la conciencia de las personas se hace por medio del ejemplo, también a través de los medios de comunicación, donde se explique el porqué no de una azúcar blanca refinada y el porqué sí una miel de abejas; el no consumo de la leche animal y el sí de bebidas vegetales; pero tenemos que conocer el porqué, cómo trabaja el organismo humano, cuál es la labor de cada órgano, así pensamos un poco más en qué estamos ingiriendo”.
De acuerdo con datos de la OMS, desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos, igualmente, 41 millones de niños menores de cinco años. Además, la mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.